Fear of falling
En días lluviosos como hoy me gustaría tener un impermeable rojo para pasearme pisando charcos y atraer la mirada de los viandantes en medio de tanto gris cemento, gris ocho de la mañana, gris laborable, gris transportes públicos llenos, gris mañana será otro día igual que este y el que le precedió...
En lugar de eso pongo mi cara gris y visto mi camiseta negra de Led Zeppelin (H&M rockea) y me resigno otro día más. En los auriculares hoy no suena Neurotic Outsiders, que escucho desde que volví de Madrid con insistencia obsesiva, sinó de nuevo Pearl Jam. Oh, yeah... So this life is sacrifice... Oh, yeah... Jumping trains just to survive... Y asiento con la cabeza. Más razón que un santo. Y aún así no me puedo quejar. Demos las gracias, Señor, por estos bienes que nos has dado...
Leo Un lugar maravilloso de Melissa Bank, de la que ya leí Manual de caza y pesca para chicas (atraída por su título, para qué lo vamos a negar). No será alta literatura pero tiene ingenio, es divertida y justo lo que necesito. Un personaje de la novela le dice a la protagonista: "Lo que un hombre hace es más importante que lo que dice". Y yo asiento gravemente con la cabeza. Eso es precisamente lo que yo pienso. Esta novela me hace asentir a menudo. Podría haberla escrito yo si tuviera la constancia, la chispa, la inteligencia y la dedicación necesarias. Ahora mi foto en blanco y negro estaría en la solapa del libro y sólo estaría lamentándome porque la luz no me favorece. ¡Hazlo, joder! ¿Puedo hacerlo?
Últimamente me asalta el miedo. Como Sophie, la protagonista, tengo casi 30 años y sigo una brújula loca pensando qué quiero ser (o qué puedo ser) cuando sea mayor. No tengo piso, ni trabajo decente, ni oficio, ni nada que se parezca remotamente a una vocación a la que pueda aferrarme desesperada y firmemente. No sé en qué soy buena ni qué hacer para descubrirlo. Y no soy lo suficientemente buena en lo que me gusta hacer. Soy algo así como una desempleada vocacional con una vida interior muy intensa, eso sí. O una trabajadora temporal eterna con hobbies interesantes. Lo cual no es muy alentador, precisamente. A menos que pienses que, como no eres nada, aún estás a tiempo de ser cualquier cosa. Hacer una locura parece menos arriesgado. Faltaría sólo (¡sólo!) decidir en qué dirección será el salto al vacío. Mirado así resulta hasta excitante. Aunque no lo es. Siempre está el miedo a caer...
Y luego se me ocurre que eso de la vocación es algo muy sobrevalorado y que no debería preocuparme tanto mientras encuentre un medio de ganar dinero y sobrevivir. Y otro medio de soportarlo y no amargarme la vida por ello. Ya son dos medios y si rebusco en mis bolsillos no tengo ni para uno, creo.
No me han contestado del curriculum que envié para trabajar en la biblioteca del MACBA aunque tengo un contacto e intenté sonar como si fuera la persona perfecta para cubrir el puesto. Sería un buen primer medio, para empezar. Mucho mejor que el de ahora, que a duras penas cubre mis poquísimos vicios de asceta con calcetines agujereados. Quizá incluso diera para alvergar la esperanza de ser capaz de pagar medio alquiler de un piso minúsculo en el que vivir frugalmente y dormir siendo abrazada todas las noches.
Soñemos, que es gratis. Es importante, mientras espero a que crezcan mis alas, mantener la calma y la esperanza.
P.D. Si buscábais aquí una crónica del concierto de Guns n' Roses siento defraudaros, ya la hice en un foro de música. Madrid me ha gustado muchísimo más que la primera vez que estuve allí. Tienen una ciudad estupenda con un agua estupenda, pero sobre todo una gente estupenda y montones de cosas por las que tendré que volver.