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martes, 12 de diciembre de 2006

Myolastan, Voltarén, visitas, regalos y canciones

Empiezo mi treintena con una baja médica por tener la espalda jodida. Estupendo. Y seguimos sin adsl. ¡El horror!

Hasta el moño de ir al Ikea y de montar muebles y de empaquetar y desempaquetar cosas. No ir a trabajar y tener que usar un módem de 56k me tiene desconectada del mundo, de los foros, de los blogs amigos y hasta de las noticias. Parece mentira que ya me sea tan imprescindible internet. Ni siquiera tengo ordenador, Roger y yo nos turnamos con el portátil porque su pc ha decidido dejar de funcionar.

A pesar de todo las cenas en casa han ido muy muy bien y me las he tomado con una sorprendente calma de anfitriona. Mi cena de cumpleaños trajo muchos regalitos (dos cómics entre ellos, así que Mikel ha salvado su brazo) y acabó con todos un poco borrachos y jugando a Singstar. Las lluvias torrenciales deben estar a punto de llegar.



El fin de semana pasado sólo salimos para el concierto benéfico de Light Of Day en la sala Privat de Mataró en el que disfrutamos por turnos de Jesse Malin, el gran Willie Nile, Joe D´Urso (impresionante vozarrón) y las dos confirmaciones de última hora: de nuevo el increíble Gary Louris y un Nacho Vegas un tanto fuera de lugar. Aunque quizá éramos nosotros los que estábamos fuera de lugar entre tanto cincuentón fan de Springsteen con aspecto de tener el descapotable aparcado en la esquina. Me lo habría pasado mucho mejor si la espalda no hiciera de las suyas otra vez.

El concierto me dejó como un regusto triste, pese a las payasadas de Nile. Alguna de las canciones acústicas me hizo pensar en lo desgarrador que es cuando se termina el amor, en que peor aún que el fin en sí mismo es saber que se acababa, es el presentimiento de que el final de ese gran amor estaba cerca y, por mucho que te negaras a admitirlo, ya no había nada que hacer. Esa es una de las peores sensaciones que se pueden tener en la vida. Si supiera hacerlo y si creyera que hay un poder superior escuchando rezaría por no sentirla nunca más.

Pero el concierto me dejó también una sensación de unión, de casi comunión entre almas, de que no hace falta un poder superior cuando está esa cosa sublime que es la música.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde aquí animos a la Sra de la casa, espero que se recupere pronto de sus dolencias. En cualquier caso, si me permite el consejo le recomiendo que se queje mucho para que le cuiden como se merece. las palabras básicas son: mimitos, zumo, chocolate mando de la tele y mantita. Eso y tener un montón de libros sobre la mesilla es básico para una pronta recuperación.

kar dijo...

aaaahhh, singstar, o cómo perder la vergüenza, la voz y la compostura por obra y gracia de un juego... me encanta

te compadezco por lo de la adsl... es una putada!!! ahora hará un año me estuve dos meses (dos!!!!) sin conexión a internet... el infierno seguro que es un sitio sin internet ni chocolate