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viernes, 30 de diciembre de 2005

¡Feliz 2006!

Último post del año...

De un buen año en el que he salido de un pozo depresivo, de un círculo sin salida que me tenía atrapada, he vuelto a las aulas, he conocido a mi pareja y he aprendido, con rehabilitación, a decir "t'estimo". Un año de novedades, de conocer a un montón de gente con la que comparto aficiones, con la que siento gran afinidad. Un año en el que el balance de cosas buenas y malas se decanta claramente de forma positiva. Tras la tempestad llegó la calma. Me siento más serena, más centrada, más querida y tranquila. Salvo tristes excepciones estoy con la gente que quiero estar, con la que me ha demostrado que me aprecia, con aquellos que me hacen sentirme a gusto. Creo haber encontrado mi sitio tras andar perdida. También tras la tristeza llega la recompensa: me noto más adulta en mis decisiones, un poquitín más sabia en mis relaciones y en mis elecciones.

Queda mucho por andar en este camino, mucho por hacer, mucho que mejorar dentro de mí y en lo que me rodea, por supuesto. Pero se ha recorrido una importante jornada en este año que dejamos. Seguiré equivocándome y tropezando, porque así es la vida. Pero seguiré pidiendo perdón y disculpándome si hace falta. Cada vez que haga falta.

Dentro de un rato me imagino a mí misma enrollando makis, preparando tostadas de paté, rellenando crêpes, envolviendo dátiles en bacon... Como una hormiguita histérica. Cena para séis en casa de R. Nos acompañan otras dos parejas, una de ella de riffers. La cosa promete. Espero no ser una pesada. Seguro que todo sale fantástico y lo pasamos en grande. Y después de cenar y beber y beber cuando me pese y vea dónde han ido todo eso que he zampado sólo podré imaginar a Tori Amos enseñando el dedo corazón con odio mientras canta "girls that eat pizza and never gain weight, never gain weight, never gain weight ..."

¡Feliz Año Nuevo!

La princesa y el guisante


"La vida de cada hombre es un cuento de hadas
escrito por la mano de Dios."

Hans Christian Andersen


El 2005 ha sido el año del bicentenario de Hans Christian Andersen, finalizado oficialmente el 6 de diciembre. Un hombre que salió de la extrema pobreza con tesón y trabajo, que probó en el teatro, en el dibujo y, finalmente, alcanzó fama mundial escribiendo cuentos. Fue admirado y honorado mientras vivía, viajó por todo el mundo y conoció a los célebres de su época...

Recuerdo los cuentos de éste danés uno por uno. Todos los que aparecían en un libro ilustrado (¿de quién serían aquellos preciosos dibujos?) que tenía de pequeña y releía una y otra vez. Sus cuentos estaban llenos de una fe ciega en la bondad de las personas (que procuro compartir aunque no crea en Dios como él) y, muchas veces, también reflejaban un alma atormentada y solitaria, la amargura de un hombre que sufrió las penurias de la pobreza, que amó a seres de ambos sexos pero jamás mantuvo una relación adulta.

A veces pienso cuánto de mí, de mi carácter, de mi forma de ser y de amar, le debo a Andersen y sus cuentos. Cómo una pequeña niña impresionable fue moldeada por esos cuentos tristes y melancólicos la mayoría de las veces. Aún hoy sigo siendo la princesa que nota el guisante sobre 20 colchones... Y me sigue estremeciendo, como cuando era pequeña, el cuento que explica cómo una madre intenta arrebatar de las garras de la muerte a su hijo en Historia de una madre... (léanlo, no se lo pierdan).

Espero haber despertado un mínimo interés entre los que no conocen la obra de este gran escritor. Su Sirenita no tiene nada que ver con la de Disney. Sus cuentos han sido injustamente modificados y dulcificados por la tradición. Muchos son desconocidos por las generaciones de hoy en día. En mi época todo el mundo (bueno, quizá exagero) había leído La vendedora de mistos... Podéis encontrar muchos de los cuentos de Andersen en formato electrónico aquí:

Cuentos de Hans Christian Andersen

martes, 27 de diciembre de 2005

Post- Navidad y Pre- Nochevieja

Días movidos y de empachos.
Días de decepciones y de alegrías.
Días de lágrimas y de risas.
Días de regalos estupendos: ¡veré a los Rolling Stones en directo!

Y ahora es tiempo de pensar en el menú de Nochevieja que, por primera vez en mi vida, tengo que preparar. Es tiempo de volver a escuchar los discos que has votado como mejores del año. Es tiempo de hacerse buenos propósitos para el año que viene:

- Vivir intensamente cada segundo.
- Quererme más a mí misma.
- Ser más cariñosa y demostrar más cuánto quiero a los que quiero.
- Ver más cine, escuchar más música, leer más libros y cómics, ir a más conciertos y exposiciones (más aún...).
- Ser positiva, encontrar un trabajo, seguir estudiando.
- No dejar las cosas para el último momento.
- Ser más puntual y menos vaga.
- Comer un poco menos y cuidarme un poco más.
- Escribir más, dibujar tal vez, crear más.

Se me irán ocurriendo más cosas de aquí al 31, cuando coma las 12 uvas (que previamente habré pelado y dejado sin pepitas) al ritmo de las doce campanadas, cierre los ojos, sonría y piense que no ha sido en absoluto un mal año. Pretty Good Year...

jueves, 22 de diciembre de 2005

¡Feliz Navidad!


Me aprovecho de la felicitación creada por el siempre genial Roger Tallada (además de que su estupendo trabajo está a la vista... ¡qué voy a decir yo!) para desearos a todos y a todas lo mejor para estas fiestas y para el año que está a punto de empezar.

martes, 20 de diciembre de 2005

Hoy recomiendo:

La liga de los caballeros
extraordinarios

Alan Moore y Kevin O'Neill


Cómics con semejante densidad argumental y intertextualidad se pueden contar con los dedos de una mano. Y seguramente tres de ellos (si no más) son de este mismo autor.

"La liga de los caballeros extraordinarios" es un grupo formado por personajes de la literatura decimonónica. Moore nos muestra que son monstruos con una pretensión supuestamente heroica ("caballeros extraordinarios" es un eufemismo para "freaks"). Mina Harker, a la que el autor imagina finalmente vampirizada tras los acontecimientos de la novela de Stoker, es quien los dirige (sí, una mujer, aunque el título dice "caballeros", nótese la reflexión sobre el sexismo de la sociedad inglesa del s. XIX) . El extraño grupo incluye al Capitán Nemo, creado por Jules Verne, a Allan Quatermain, de "Las minas del Rey Salomón" (ahí se ve la mala leche que destila toda esta obra: el gran "explorador colonial" junto al gran enemigo del imperio de Su Majestad), también al Dr. Henry Jekyll (y su lado oscuro Edward Hyde), y a Hawley Griffin, el amoral descubridor de un suero que lo hizo invisible (Jekyll y Griffin representan claramente la esquizofrenia moral de la sociedad victoriana y la lucha animalidad/ racionalidad, moralidad represora/ locura que hay implícita en ella).

La acción transcurre entre la parodia sangrante, la burla despiadada y el homenaje más emotivo a la literatura de evasión del s. XIX, en un Imperio Británico reinventado (la base de operaciones del grupo es el Museo Británico) en el que predomina la arquitectura postmoderna y gigantista, la propaganda imperial exagerada, y las maravillas tecnológicas imposibles (y no tan imposibles) imaginadas por Verne y otros. El gótico y recargado trabajo de las ilustraciones de O'Neill es perfecto para la historia: entre la maravilla y la fealdad.

Hay acción, drogas, sexo, luchas, sangre, explosiones... pero no nos engañemos ante las apariencias. Esta no es una obra ligera, Moore siempre será Moore y estamos ante humor superheroico sobre las tensiones sexuales, coloniales y políticas del imperio. Es una crítica histórica del país que le vio nacer (a ver si aprenden los estadounidenses) a la vez que un gran homenaje a un género que personalmente adoro.

Es todo un reto buscar todas las referencias y alusiones que se encuentran en los inteligentísimos diálogos o en los fondos: vueltas de tuerca, lugares comunes (la intervención del detective Dupin), incorporación de muchas y ricas fuentes literarias de mitología industrial y preindustrial (como el busto del Barón de Münchaussen que se ve al fondo de una viñeta), chistes literarios, alusiones históricas descontextualizadas ("la idea de que una nación rival como Alemania pueda... someter Inglaterra a un bombardeo aéreo...") o pura y simple especulación sobre un pasado industrial que nunca existió.

Y, para acabar de rematar el pastel con una guinda, Alan Moore nos regala al final de cada número un pastiche novelesco por entregas (como los folletines de finales del s. XIX) con Allan Quatermain como protagonista, enfrentándose a morlocks y a las mismísimas divinidades lovecraftianas que amenazan la existencia de la vida humana y con compañeros tales como, por ejemplo, El Viajero del Tiempo.

No hay excusa (la película se queda en anécdota) para perderse un cómic como este. Recomiendo efusivamente que vayan ahora mismo a comprarlo. No se arrepentirán.

Y si les gusta... a por el segundo número. Los caballeros Extraordinarios y La Guerra de los mundos de Wells unidos por la mano del siempre magistral Alan Moore.

Otro artículo refrito (carezco de tiempo para escribir nada) aparecido previamente en Metaluna.

Relación asociativa o de afinidad

Estos días estoy muy ocupada con un trabajo para la facultad que me trae de cabeza. ¿Terminaré a tiempo para poder entregarlo el jueves? Hoy soñaré con aeropuertos, pilotos, pistas de aterrizaje y relaciones entre estos términos. Alguien que jamás haya construido un árbol de conceptos no puede entender lo tedioso, aburrido y frustrante que puede llegar a ser. Demos las gracias a todas esas mentes obtusas que fueron capaces de realizar tesaurus... Tienen ganado el cielo.

Y luego está la cena de Navidad que, de alguna manera, estoy organizando. Sólo me ocupo de contar a la gente, ponerla de acuerdo y hacer la reserva en el restaurante pero ya digo que cuando normalmente no me ofrezco a organizar este tipo de cosas es por algo. Me responsabilizo y deseo que todo salga bien hasta tal punto que me sentiré culpable si a alguien no le gusta su pizza o el camarero o el vino, me cabrearé si alguien llega tarde y, por su culpa, los demás esperan y desesperan, o si alguien no se siente a gusto con los compañeros de mesa que le han tocado en suerte. Lo veo venir. Por eso prefiero no organizar yo, e ir tranquila y sin preocupaciones a donde me digan, que a mí todo me va bien.

Cuando alguna vez he invitado a gente a cenar a casa (más veces sería si tuviera casa propia) soy la típica anfitriona histérica que no deja de dar viajes a la cocina para ver si todo sigue en orden, que no para de mirar la mesa como una posesa para ver si hay alguna motita en un cubierto o falta alguna copa. La típica que sufre al elaborar el menú porque sabe que a menganita no le gusta el queso y fulanito odia los huevos y no come pescado. Revoloteando de acá para allá sin poner el culo en la silla hasta que tienen que decirme "siéntate, mujer, que está todo perfecto" (y ni con esas) y que amarga la comida a todos puntualizando "el pan de los montaditos está algo remojado porque creí que vendríais antes" o "normalmente me sale más bueno, le falta algo de sal" o "si no os gusta este vino puedo abrir otra botella..." Además, siempre preparo demasiada comida por miedo a que se vayan a quedar con hambre. Seré la típica madre gorda que sobrealimentará a sus hijos (¿he dicho hijos?) y tendrá la nevera llena de sobras en tupperwares de diferentes tamaños y colores.



Estoy exagerando claramente pero odio desbordarme así. Aunque, si soy la anfitriona, pasar esos nervios tiene contrapartida porque adoro acoger a gente en mi casa y prepararles cosas ricas y hacerles sentir bien y a gusto. Me encanta la sensación de haberles hecho felices con la velada y haber compartido así mi vida, mi casa y mi comida con la gente que quiero. ¿Tendré, después de todo, un lado maternal?

domingo, 18 de diciembre de 2005

Hoy recomiendo...

Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay
Michael Chabon


No existen muchas novelas sobre el mundo y la historia del cómic visto desde dentro, sobre cómo se hacen cómics, sobre quienes hacen cómics. La mayoría de intelectuales (aunque ahora esté de moda lo contrario) desprecian el cómic de superhéroes dejándolo como poco más que "payasos en esquijama". Pero Chabon comprende la capacidad de los cómics de transportarnos a otros mundos, de emocionarnos (maravillosa evasión, él también es un fan). En esta novela asistimos al espectáculo de la creación de un arte. Una maravilla escrita con erudición, rigor histórico, amor e imaginación.

Se trata de una fábula sobre la creación de uno de los más importantes héroes de cómic, "El Escapista" (inexistente, aunque ahora se ha editado un cómic basado en este personaje de Chabon), por parte de dos chavales de origen judío (inspirados en Siegel y Schuster, creadores de Superman) en la ciudad de Nueva York justo antes de la II Guerra Mundial. Presenta la biografía y evolución de los dos protagonistas en el marco de una guerra lejana y absurda, la edad de plata de los cómics, la tiranía del mercado contra los derechos de autor, la brillantez creativa de una ciudad donde todo parece posible, el amor y el desamor, la creación de mitos... Houdini, el Golem de Praga, los forzudos de circo, las big bands de swing, Dalí, la Europa en guerra, Orson Welles, la homosexualidad, la censura, la mezcla de realidad y ficción... Un libro delicioso para todo aquel que quiera saber algo más sobre el mundo del cómic e imprescindible para aquellos que hayan pensado alguna vez que lo genial de los cómics es conseguir "zarpar hacia lo sublime en un barco construido con lo vulgar, lo despreciable o lo olvidado".

Este artículo fue escrito originalmente para la web personal de unos amigos en la que colaboré: Metaluna.

viernes, 16 de diciembre de 2005

El alto coste de la vida

Es curioso, pero en mis días buenos no pienso demasiado en ella. En realidad nunca, nunca le digo "hola" cuando tengo el sol en la lengua y mi barriga está caliente. En mis días malos hablo con Muerte constantemente. Pero no sobre el suicidio porque, la verdad, no es suficientemente dramático. La mayoría adoramos el escenario y el suicidio es, definitivamente, la última actuación. Y al ser adicta al escenario el suicidio nunca ha tenido ninguna oportunidad... Además, la gente te mira de arriba a abajo y se fija en las partes con más grasa y no puedes cruzar las piernas para conseguir ese ángulo en el muslo que tanto te favorece. Y eso es muy deprimente.

Así que hablamos.


Dice cosas que a nadie más se le ocurren, como "vamos a comer un perrito caliente". Y luego es como si nada fuese imposible.


Una vez me dijo que hay una parte de ella dentro de todos nosotros, aunque Neil cree que soy más Delirio que Tori, y Muerte me enseñó a aceptar eso, ¿sabes?, a lucir mis mariposas con orgullo. Y cuando acepto eso sé que Muerte está en algún lugar dentro de mí. Era la clase de chica que todas querían ser, creo que porque aceptaba "lo que es". Siempre me recuerda que "lo que es" cambia, pero no puede haber cambio si no se acepta "lo que es".


Como ayer, todos los aparatos de grabación se estaban averiando otra vez...


Casi perdimos una toma master y el grupo se iba mañana y no podíamos tocar nada de música hasta que arreglaran aquello. Estamos en medio de ninguna parte en el desierto y mi ser quiere arrastrarse hasta debajo de un cactus y enterrar la cabeza en la arena. En vez de eso me teñí el pelo y ella me visitó y empecé a aceptar el fregado en el que estoy metida. Sé que "fregado" escrito al revés es "odagerf" y me siento mucho mejor armada con esa información. Estas últimas horas he permitido que me sintiera derrotada y, como dijo ella, si te dejas que te sientas tal y como te sientes de verdad quizá ese sentimiento ya no te asuste más.


Cuando estás de rodillas estás más cerca del suelo, de alguna manera las cosas parecen más cercanas.


Si sólo sé decir "no estoy en este pantano, no estoy en este pantano", entonces no hay ninguna cuerda delante mío y no hay ningún caimán detrás mío y no hay ninguna chica sentada al borde comiéndose un perrito caliente. Y, si no creo en todo eso, entonces morir sería la única respuesta. Porque entonces Muerte ya no podría venir y decirme "de perlas" nunca más. Y, después de todo, tiene un hermano que cree en la esperanza.



Tori Amos

Prólogo a "Muerte, el alto coste de la vida" escrito por Neil Gaiman e ilustrado por Chris Bachalo, Mark Buckingham y Dave McKean.

jueves, 15 de diciembre de 2005

What (the fuck) is doin' Pamparius?

Hoy debería hablar del fabuloso y divertidísimo show de Turbonegro ayer en la sala Apolo de Barcelona. O de cómo un puñado de foreros andamos huérfanos y desesperados por el cierre temporal de Riff-fanzine. Pero como no quiero hablar de mí de nuevo cambiemos de tercio.

Es divertido saber que alguien que buscaba en Google "las tetas de Concha Velasco" (así, tal cual) diera con mi página.

Creo que quien quisiera tener el blog más visitado debería limitarse a postear las palabras más buscadas en Google, intuyo que relacionadas todas ellas con el sexo (si alguien llega aquí buscando ésta última va a acabar un poco decepcionado, me temo).

Me he puesto a investigar sobre este particular y resulta que existe una web (Word Tracker) donde puedes suscribirte de forma gratuita para recibir semanalmente un listado con las principales búsquedas en internet de las últimas 24 horas y de los 2 últimos meses. El porcentaje se reparte más o menos así:

Sexo - 56,06%
Internet - 16,58%
Famosos - 8,38%
Humor - 3,77%
Viajes - 3,07%
Salud - 2,44%
Juegos - 1,74%
Cultura - 1,67%
Manga - 1,40%
Música - 1,32%
Televisión - 1,21%
Meteorología - 1,19%
Animales - 1,16%

Las 15 palabras más buscadas (y si llegas aquí por eso ya te estás pirando porque no voy a colgar fotos de Paris Hilton en pelotas), sin distinción de temática, son:

1 - sex - sexo
2 - porn - sexo
3 - pussy - sexo
4 - google - Internet
5 - ebay - Internet
6 - tits - sexo
7 - hentai – sexo/manga
8 - yahoo - Internet
9 - boobs - sexo
10 - milf - sexo
11 - paris hilton - Famoso Cine
12 - health - Salud
13 - jokes - Humor
14 - free porn - sexo
15 - nude - sexo

No hay casi nada de eso por aquí, lo siento.



Por cierto, el inpronunciable nombre real noruego de Pamparius es Pål Bøttger Kjærnes.

lunes, 12 de diciembre de 2005

You've Got A Friend

Tras las últimas demostraciones de excesivo exibicionismo emocional en este blog decidí no volver a escribir sobre mí. Al menos no con tanta frecuencia. Sé que no lo cumpliré porque no nos engañemos: esto trata sobre mí y sé que soy fundamentalmente emocional hasta la médula. Vean ustedes como vuelvo a caer en lo mismo...

Ayer, volviendo a casa por la noche en el autobús (instante que siempre me depara grandes momentos musicales), escuché una canción de la que se ha hablado mucho por ahí, y la sola frase del comienzo quedó resonando: Hope there's someone/ Who'll care of me/ When I die...".
No es nada original ni nada que no se haya dicho nunca antes en toda la historia de la música pero sigue impresionando escucharlo. Porque todo lo que deseamos es tan fácil o tan difícil como eso. Al final resulta que todos queremos lo mismo, que todo el mundo necesitamos lo mismo. Una mano que estrechar cuando morimos. Y esto se traduce en otras muchas más cosas y no sólo en que nos aterrorice, como animales sociales que somos, morir solos... Nos pasamos la vida buscando una mano (o varias) que nos sostengan cuando ya no tengamos fuerzas para seguir. Manos que llegaran sin nosotros pedirlo, que darán sin pedir nada a cambio...

Buscamos el amor, la amistad, el cariño de hijos, padres, abuelos, tíos, compañeros de trabajo o de estudios, compañeros de foro... porque esa es la manera de no sentirnos solos y porque así es como somos felices. Y esperamos que habrá alguien cuidándonos si enfermamos, que habrá alguien escuchándonos y dándonos consejos cuando nos equivocamos, consolándonos cuando sufrimos, apoyándonos cuando perdemos, alegrándose con y por nosotros cuando triunfamos.

Y es hermoso cuando te das cuenta de que esas personas existen a tu alrededor. Es hermoso pensarlo. Y desolador pensar que hay gente tan pobre que ni siquiera tiene eso.

Creo que el éxito de los blogs personales está en saber que lo que nosotros pensamos o sentimos es compartido por alguien más. Que alguien ahí fuera también se siente triste, tampoco es correspondido en el amor, también es feliz (o desgraciado) en su cumpleaños, también pierde a seres queridos y los llora, que adora la misma canción que nosotros, que tiene neuras, que se enamora...

¿Es esto producto de la Navidad y las lucecitas centelleantes en las calles?
¿Es por la muerte de mi abuelo?
¿Es por Anthony & The Johnsons?
¿Es porque me siento afortunada?


Life lines por Dave McKean

Tengo que resolver ciertas cosas antes de que acabe el año. Me gustaría reencontrarme con algunos viejos amigos que por mi culpa y sin saber cómo ni por qué fueron quedando de lado...

Todo lo que puedo decir es lo siento...


You've Got A Friend


When you’re down and troubled

And you need a helping hand

And nothing, whoa nothing is going right.

Close your eyes and think of me
And soon I will be there

To brighten up even your darkest nights.


You just call out my name,

And you know whereever
I am
I’ll come running, oh yeah baby
To see you again.
Winter, spring, summer, or fall,

All you have to do is call

And I’ll be there, yeah, yeah, yeah.

You’ve got a friend.


If the sky above you
Should turn dark and full of clouds

And that old north wind should begin to blow

Keep your head together and call my name out loud

And soon I will be knocking upon your door.

You just call out my name
and you know where ever I am

I’ll come running to see you again.

Winter, spring, summer or fall

All you got to do is call

And I’ll be there, yeah, yeah, yeah.

Hey, ain’t it good to know
that you’ve got a friend?

People can be so cold.

They’ll hurt you and desert you.

Well they’ll take your soul if you let them.

Oh yeah, but don’t you let them.

You just call out my name
and you know wherever I am

I’ll come running to see you again.

Oh babe, don’t you know that,

Winter spring summer or fall,

Hey now, all you’ve got to do is call.

Lord, I’ll be there, yes I will.

You’ve got a friend.

You’ve got a friend.

Ain’t it good to know you’ve got a friend.

Ain’t it good to know you’ve got a friend.
You’ve got a friend.

James Taylor

sábado, 10 de diciembre de 2005

Aenima

Los griegos creían que, al morir, el alma salía por la boca como un suspiro. Debieron llegar a esta conclusión observando que cuando alguien está a punto de morir respira con más profundidad y luego el cuerpo expulsa el aire último de los pulmones.

Yo espero que cuando exhaló el último suspiro mi abuelo antes de ayer, una chica hermosa y sonriente viniese para llevárselo de la mano de este mundo. Al descanso eterno, al cielo o al infierno o a la nada.


Death por Chris Bachalo

miércoles, 7 de diciembre de 2005

La mujer de sus sueños

Desde el primer momento en que la vio algo saltó en su interior y supo que sería la mujer de sus sueños. Llevaba un larguísimo abrigo negro envolviendo por completo su espigada figura y las manos hundidas en los bolsillos. Su cara delgada y expresiva sobresalía por encima de la bufanda y estaba enmarcada por unos rebeldes rizos rojizos. Daba saltitos para quitarse el frío mientras esperaba el tren en el andén. Era la mujer más hermosa que había visto nunca.

Sonrió de soslayo y con comprensión cuando a él, con su torpeza habitual, se le cayó la carpeta llena de apuntes. Algunos se esparcieron por el suelo y un folio fue a volar hasta sus pies, grandes, dentro de unas botas militares. Se acercó y ella se agachó a recogerlo y se lo entregó con una dulce sonrisa sólo para él (que hizo que se removieran unas mariposas en su estómago) y con lo que creyó la voz de un ángel le dijo:

- Éste casi consigue escapar...

Él le miró la mano que le tendía. Y las uñas, arregladas y no muy largas. Y se imaginó cómo serían al arañar su espalda, siendo arrastrada por la pasión. La imaginó desnuda, delgada, con sus largas piernas rodeándole, de veintre plano y pechos pequeños pero hermosos. Imaginó su cuerpo esbelto retorciéndose de placer, su voz al oído, pidiendo más y jadeando. Ese pensamiento, irremediablemente, le provocó una erección y la erección le hizo ponerse colorado como un tomate. Rió tontamente mientras cogía el folio y medio tartamudeó un "gracias".

Esas imágenes iluminaron su vida durante semanas. Durante meses. Durante años.

Llegaba a casa por las noches, se ponía los auriculares con su compacto favorito y se masturbaba en la oscuridad de su habitación pensando en ella.

Muchos años después (dos carreras, unas oposiciones a forense provincial y un matrimonio frustrado después, para ser más exactos) esperaba con impaciencia en la sala de autopsias la llegada de una sargento de policía, que venía con la víctima de un accidente de moto. Todos los compañeros le habían comentado lo buena que estaba. Y por allí se veía a pocas mujeres. Pocas que aún respirasen. Ése era un viejo chiste de forenses.

Definitivamente la sargento sólo era un par de tetas enormes unidas a una mujer más bien vulgar y poco interesante. Jamás le habían gustado las mujeres desbordadas como aquella. Le parecían poco femeninas, avasalladoras con sus pectorales desmesurados, como grandes matronas de la antigua unión soviética. Y tenía pinta de ser una cabrona también, con aquella cara de estreñida, dando órdenes a los camilleros, diciéndole a él que se diera prisa, que se quedara esa noche a hacer horas extras porque necesitaba el informe para ayer.

Habían dejado al motorista sobre la mesa, cubierto con una sábana, en medio de la fría sala con olor a formol. A éste no le ha salvado el casco, pensó. Cuando lo destapó casi se muere al ver su cara. Era una chica, con una cara delgada que debió ser expresiva enmarcada por unos rebeldes rizos rojizos. A pesar de los años transcurridos la reconoció. Le miró las manos y sus preciosas uñas redondeadas, pintadas de rojo amapola. Era tan hermosa como cuando la vio la primera vez en el andén. Y volvió a imaginarla pero esta vez sobre él, con las manos apoyadas sobre su pecho, cabalgándole, con el pelo alborotado y sus tetas saltando al ritmo de las embestidas. Ese pensamiento, irremediablemente, le provocó una erección.

Como era tarde y casi no quedaba nadie se encerró, la desnudó y la poseyó allí mismo, sobre la mesa de autopsias.

Después lloró un buen rato en silencio y al llegar a su casa se pegó un tiro en la cabeza con el revólver que guardaba en la mesita de noche.

martes, 6 de diciembre de 2005

De puente a puente...

Esta semana tiene varios domingos. O esa es la sensación que tengo.

Y eso es malo. Terríblemente malo cuando lo que quieres es que abran los bancos y te dejen disponer del poco dinero que te queda en una cuenta de ahorros, trasladándolo a la cartilla normal. Sí, porque de esa cartilla te descontaron sin avisar el importe de la matrícula de la facultad y resulta que, cuando vas al cajero, te dice que tu saldo actual es de 6'35 euros. ¿Qué cara de terror pones ante eso? ¿Qué eres en este mundo si no dispones de dinero ni para tomarte un cortado?

Nada, sin dinero no somos nada. Sin dinero no puedes ir a cenar, ni a tomarte una cerveza, ni ir al cine a ver Oliver Twist, ni comprar aceite de masajes para la espalda de R. o Neutrogena para sus manos secas, ni soñar siquiera en irte de casa... Te planteas por qué llevas las zapatillas rotas o los jerseis llenos de bolas. Te planteas lo que vale la T-10 o unas putas medias...

¡Necesito un trabajo con urgencia!

En el largo puente (que aún no ha acabado) he conocido a tres amigos de R. que aún no me había presentado. Todos ellos con pareja. Uno de ellos se va a Madrid a vivir con su novia. Otro se casa (a su pesar y por la iglesia) en cuatro meses. Y la otra pareja piensa tener cuatro o cinco niños. Cenamos y luego vamos a tomar unas copas. Son todos muy majos pero como de otro planeta en muchos aspectos. Sonrío ante preguntas como "¿y vosotros cuándo?", "¿os vais a comprar un piso?" o "¿no piensas tener hijos?". Yo pienso en encontrar la entrada perdida de Turbonegro, en la bici que R. me quiere arreglar para irnos de excursión y en que si me bebo otro ron añejo no respondo de mi líbido. ¡Maldita inmadura! ¡Así me va: con 6'35 euros en la cartilla, viviendo con mis padres y sin oficio ni beneficio! Venga, guapa, sonríe a la vida a salto de mata.

Quizá consiga un trabajo de reponedora o de cajera del Dia. Quizá algún desconocido y rico pariente lejano muera inesperadamente y me deje toda su fortuna porque mis iniciales coinciden con la School of American Ballet. O quizá me toque la lotería. Claro, que para eso tendría primero que comprar un boleto.



Al menos he encontrado la entrada de R. de Turbonegro...

domingo, 4 de diciembre de 2005

Cumpleaños Total


Lo mejor no es que tu cumpleaños caiga en fin de semana. Lo mejor es que caiga en lunes o en martes. Porque así lo celebras desde ese día (o el fin de semana anterior) hasta el fin de semana posterior. El placer se prolonga así durante más tiempo...

Por lo demás, fin de semana de luces y sombras. Luz, sombra y luz, diría.



Flash!

Concierto de dEUS.
22h, Sala Apolo, Barcelona.

Mi Riff- regalo de cumpleaños. Es la primera vez que voy a un concierto invitada, con pase de prensa, y me hace mucha ilusión que sea precisamente éste. Cuando llegamos los teloneros se han caído del cartel, así que decidimos irnos a tomar una cerveza y, al cruzar la calle, en medio del paso de peatones, nos cruzamos con Tom Barman, el cantante y líder del grupo. Me quedé embobada mirándole y fui incapaz de reaccionar. Ni autógrafo, ni saludo... Sólo le miré fijamente y él me miró pensando, seguramente, quién sería aquella psicópata. Siempre reacciono así, qué le vamos a hacer. Me resulta embarazoso hacer otra cosa. Podría haberle pedido que se hiciera una foto conmigo, podría haberle saludado y decirle que soy seguidora de su grupo hace años y que me encanta su trabajo. No sé, fui incapaz.

Una vez dentro, lleno hasta la bandera (entradas agotadas) y nosotros en primera fila para disfrutar del show. Me parece ver a un fantasma, pero sólo es un fantasma del pasado y lo dejo ir sin dificultad como la arena que se escurre entre los dedos. Disfruto del concierto y R. sonríe ante el hecho de que está completamente rodeado de mujeres. Así que quizá dEUS sean pop o salgan en el mondosonoro. Una gran noche que íbamos a continuar tomando una copa en La Perla (C/ La Perla 26) pero que acabó en un metro parado durante media hora.

Fade out...

Sábado por la tarde. Mi abuelo está en cuidados intensivos. Es muy mayor y ya lleva tiempo ingresando periódicamente en el hospital por dos anginas de pecho y problemas respiratorios. No es el abuelo con el que tienes una relación estrecha, que te da caramelos o te explica batallitas. Es más bien un abuelo callado y huraño que juega al domino en el bar y fuma Ducados y que, desde hace ya algún tiempo, está algo ido. Aún así salgo con lágrimas en los ojos. Cuando estoy allí, preferiría no haber ido. Aparte de cómo odio los hospitales, siempre creo que preferiría recordar a mi abuelo fumando y jugando al domino y no encogido, consumido en una cama enorme, enchufado a un respirador... Las salas de espera de cuidados intensivos son sitios horrendos de dolor y angústia, de dramas terribles y familiares apenados. Aún recuerdo que la última vez que estuve allí había la familia entera y los amigos de un chico de 20 años en muerte cerebral que se había golpeado la cabeza al tirarse a una piscina. Sin duda no es el mejor sitio para estar un sábado por la tarde.


Flash!

Sábado noche: cumpleaños con las amigas. Salgo con las niñas, las tres, las de siempre. A veces he celebrado cumpleaños con más gente pero hoy están las que realmente quiero que estén, mis dos amigas como dos soles. Hay cena y vino y más vino. Y charla y confidencias, como siempre. Y las bromas de siempre. Me regalan la figura de la novia cadáver. Me han hecho una tarjeta de felicitación (en una costumbre de fabricarla manualmente que inauguramos hace tiempo) en la que me recuerdan todo el tiempo que llevamos juntas, todas las cosas que hemos vivido, buenas y malas, y lo acompañan con un puñado de fotografías en las que estamos juntas. La más antigua es de 1996. Diez años de amistad y allí estamos, contando aún las unas con las otras. Me pongo tierna con la tarjeta y las fotos y lanzo un par o tres de brindis sensiblones. Aunque ahora hablemos de cremas antiarrugas y bromeemos con los que se casan o tienen piso o bebé somos más o menos las mismas de las fotos. Y me alegro de tenerlas conmigo. Acabamos bebiendo cerveza en un local y cantando a voz en grito "nadie puede hacerte daño" (del himno de Bebe, ¡madre mía!). Si tuviéramos algún sitio en condiciones nos iríamos a bailar como cuando teníamos 16 años y quedábamos en mi casa para pintarnos y hacer juegos de Tarot y hablar de los chicos. Me voy a dormir pensando que soy muy afortunada.

Las supernenas. Siempre juntas. Las quiero un montón.