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martes, 31 de enero de 2006

Förnuft

En el Margarita Blue (una web muy bonita, pese al fallo de que no está en catalán, visítenla) tienen los cubiertos que me gustan del Ikea, los que quizá alguna vez tenga en mi casa. Su nombre impronunciable es FÖRNUFT y ni siquiera son caros, ¡pero me encantan! También me gustan los DATA, aunque sólo sea por el nombre trekkie.


Scott Jones
No debe ser por los cubiertos, pero me siento a gusto, el ambiente es agradable pese a que, al pasar por delante, siempre me pareció pelín demasiado fashion. Quizá venía predispuesta a que me gustara. Somos sin duda los menos modernos y glamourosos del local pero no nos importa: él con camiseta de Wolverine ("carcayú" en castellano, pese a que la RAE no recoja esa palabra), polar y tejanos y yo con jersey ámplio, botas militares y tejanos. El mojito está de vicio, los nachos con guacamole saben como los que nos hacemos en casa de R. y mis fajitas de ternera son lo más delicioso que he probado últimamente. La ropa vieja que él ha pedido pica como mil demonios cabreados. Sin duda repetiremos.

¿¡Cómo ha tardado tanto en traerme!?

lunes, 30 de enero de 2006

Terapia de choque para el corazón

Acojonada. Así he ido hoy a trabajar en el autobús.

Hace un mañana de terror, de viento y llúvia, terrible. No sé por qué no he decidido coger el tren en lugar del autobús. Posiblemente porque pensaba en la experiencia que describí en un post hace poco, añadiéndole abrigos mojados y paraguas chorreándome encima. Y el autobús siempre te ofrece un asiento con espacio propio, sin culos ajenos en el hombro, con la calefacción a tope y el suave ronroneo del motor en la autopista. Pero hoy lo he pasado mal viéndole la cara de sueño al conductor. Quizá sea normal en él parpadear tanto, lagrimear, tener cara de estarse durmiendo, bostezar cada minuto... pero a mí me ha dado la impresión de que en cualquier momento daría una cabezada inoportuna, ¡volantazo!, nos saldríamos de la autopista y acabaríamos boca abajo o de lado en la cuneta o, peor aún, nos saltaríamos la mediana y chocaríamos con los coches que vienen de cara. La pequeña masoquista que hay en mí suele pensar a veces en estas cosas cuando viajo. Si voy en avión imagino que falla un motor, si voy en tren descarrila y cae al mar, si es en coche un camión se nos viene encima... Pero lo hago inconscientemente y sin ningún tipo de pánico. Simplemente visualizo la situación, me veo buscando la salida de emergencia o lo veo desde fuera, como en el cine o quizá ya muerta en viaje astral. Demasiada imaginación, que diría mi madre.

Evidentemente he llegado sana y salva siempre. Esta mañana también.

El fin de semana ha sido movidito, preparando la noche de cumpleaños de E. (cuyo cumpleaños, todo hay que mencionarlo, fue hace más de un mes). El viernes compramos los regalos (un bolso de Corpse Bride y el cómic Swamp Thing, Amor y Muerte), eso fue lo que menos quebraderos de cabeza dio. Llevo una semana escaneando fotos de diez años atrás hasta la actualidad para un cd que le hemos hecho. Y llevo dos semanas recopilando canciones para un cd que había decidido grabarle. Es algo que ya he hecho antes. Lo hice cuando P. estaba baja de moral porque acababa de dejarla su pareja. Le grabé un disco con canciones muy alegres que sabía que no tenía, que podían gustarle y que la animarían. Me confiesa que aún a veces cuando está triste lo escucha.


El disco de E., que he titulado "Terapia de choque para el corazón", es diferente y un paso adelante. No quería poner simplemente canciones alegres, aquí había que ser más específica. Este disco iba a ser un recorrido mediante canciones de cómo superar la ruptura con alguien que sabes que te está haciendo daño pero al que estás completamente enganchada. Por supuesto tiene que seguir las normas de no repetir grupos, de incluir una canción de Tori Amos y de reflejar al mismo tiempo un poco de mí y también estar hecho para la persona a la que va dirigido. En este las letras iban a cobrar una importancia crucial... Todo empezó con Aretha Franklin y su I never loved a man (the way that I love you):

You're a no good heart breaker
You're a liar and you're a cheater

And I don't know why

I let you do these things to me


My friends keep telling me

That you ain't no good

But oh, they don't know

That I'd leave you if I could


I guess I'm uptight

And I'm stuck like glue

Cause I ain't never
I ain't never,
I ain't never, no, no,
loved a man
the way that I, I love you...

Some time ago I thought

You had run out of fools

But I was so wrong

You got one that you'll never lose

The way you treat me is a shame

How could ya hurt me so bad

Baby, you know that I'm the best thing

That you ever had

Kiss me once again

Don'cha never, never say that we're through


Cause I ain't never

Never, Never, no, no,
loved a man
the way that I, I love you...

I can't sleep at night

And I can't even fight

I guess I'll never be free

Since you got your hooks in me

Whoa, oh, oh
Yeah! Yeah!
I ain't never loved a man

I ain't never loved a man, baby
Ain't never had a man hurt me so bad

No

Well this is what I'm gonna do about it


Y alrededor de esa canción fue creciendo el resto. R. me ayudó, recomendándome algunas canciones sobre el tema y poniendo a mi disposición todos sus discos (gracies, encant!). Tenía que empezar de forma suave, con un resumen que diera esperanza (You can't always get what you want de los Rolling Stones) para ir subiendo en intensidad, y luego reflejar la tristeza y la desesperación que sientes, el sentimiento que te embarga cuando crees que nunca lo superarás aunque sabes que es lo mejor (Down in a hole, You really got me y la propia Aretha). Después vienen los pasos adelante y atrás que suponen la falsa negación (I don't care de los Ramones) y el deseo, a pesar de todo, de que esa persona vuelva, y la culpa (Lover, you should come over), intercalado con momentos de euforia y de deseos de quererse un poco más a uno mismo y superar el bache (I found love de Screamin' Cheetah Wheelies). Llegados a la mitad del proceso empezamos a tener momentos de cruel y dura comprensión (My curse, Rearviewmirror) y sólo entonces empezamos a liberarnos de los fantasmas realmente, a aceptar la situación (I got the rain de Bronco Bullfrog y No rain de Blind Melon), a darnos cuenta de que hay un horizonte soleado más allá aunque aún no lo hayamos alcanzado (Waiting for somebody de Paul Westerberg), que estamos en el buen camino y pronto nos sentiremos mejor lejos de esa persona, con todos los matices de alivio, rabia y tristeza (Feel a whole lot better de los Birds, Get dead de Backyard babies y Spring Haze de Tori Amos respectivamente), que vamos a divertirnos y vivir la vida (Rocks). Y, para acabar, una hermosa reflexión sobre lo duro que es aprender a volar sin alas con Learning to fly (Tom Petty).

Acabo de grabar el viernes el disco y el sábado fue un contra reloj preparando la carátula artesanal, haciendo con P. la postal que siempre fabricamos nosotras mismas, corriendo a casa a ducharme y luego corriedo al restaurante para no perder la reserva...

Deseo de todo corazón que el esfuerzo haya valido la pena.
¡Felicidades E.!

domingo, 29 de enero de 2006

Ya no hay modales

Amanezco indignada aún con el trato que recibimos ayer mis amigas y yo en un restaurante, La Tagliatella de Mataró. He decidido empezar una cruzada contra ellos. Un boicot, sí. Para empezar ya han perdido cuatro clientes para siempre.

Nunca jamás en un restaurante había visto un servicio tan maleducado, nunca me habían sugerido que me marchara de la mesa y la dejara libre porque había mucha gente esperando en la puerta para cenar...

Ya lo saben: no visiten La Tagliatella, Trastevere o Il pastificcio.

martes, 24 de enero de 2006

Volver a ver amanecer


Vuelvo a ver amanecer desde el tren.

Vuelvo al frío cortante de las mañanas que me despierta entrando por el cuello, por la franja desprotegida entre el jersey y el pantalón, y que sube por las piernas cuando, como hoy, llevo falda.

Vuelvo a esquivar a los repartidores de diarios gratuitos. Les digo buenos días, les ofrezco una sonrisa pero no, gracias. Esos periódicos son a lo diarios serios lo que los programas del corazón a los telediarios. O quizá la comparación tampoco sea acertada. Creo que no me apetece leer (titular real) que "Destierran a una madre 10 años por abandonar a su hija recién nacida." ¿Trash por la mañana? Repito: no, gracias.

Vuelven las caras malhumoradas de la gente que va a trabajar en cosas que quizá no les hacen felices pero... ay, ¿qué le vamos a hacer?, la cosa está fatal, de lo mío no hay nada y hay una hipoteca que pagar... Son los héroes de nuestro tiempo: hombres y mujeres JASP desilusionados, desencantados. A veces creo que R. tiene razón, que el mundo ya se ha acabado y estamos en la prórroga.

Vuelvo a los vagones repletos de almas que buscan tristemente asiento con la mirada al entrar, sabiendo de antemano que buscan un milagro. Vuelvo a ver a esas almas leyendo los betsellers de siempre. No son los mismos de cuando iba a la facultad, los títulos cambian, los autores quizá eran desconocidos entonces, pero parecen iguales. Ángeles y demonios, La pasión india, El ocho, El club Dumas, El famoso código... Siempre tienen el mismo grosor. La gente lee libros gordos, gordos, como si su valor literario se valorara a peso. Con lo incómodo que tiene que ser cargar con eso arriba y abajo. Decido silenciosamente que no traeré nunca ningún cómic para leer en el tren. Van a mirarme raro. Más raro aún de lo que me han mirado hoy en el autobús por llevar en los auriculares a todo volumen música demasiado ruidosa a esas horas de la mañana. Qué quiere, señora, si me pongo algo lento me duermo. Backyard babies revitaliza el cuerpo y la mente a las ocho menos cuarto... De repente veo a una pareja leyendo: ella Rousseau y él Saramago. Gracias, aún queda esperanza.

Vuelvo a escuchar (en un silencio entre canción y canción) el hilo musical del tren. ¡Las cuatro estaciones de Vivaldi! Vamos a ver, señores de Renfe... ¿no hay otra cosa? ¿Es Vivaldi (como escuché no sé dónde hace poco) el reggeatón de la música clásica? Hace diez años, diez, que cojo el tren y aún no han sido capaces de renovar a Vivaldi. Dejen ustedes ya a la primavera en paz, por favor. ¿Alguien escucha el hilo musical del tren con el vagón a punto de reventar?

Vuelvo a rozarme con la masa para abrirme paso por el mundo. Hay multitudes por las mañanas, ya no lo recordaba. Cientos de hormiguitas hacendosas que, como yo, suben al autobús, luego al tren, luego las escaleras de la estación... Y todas con prisa y todas quieren ser las primeras. Bueno, yo sólo quiero que no me estrujen demasiado. Odio tanto el contacto físico con desconocidos como adoro el de las personas que quiero. Hoy he tenido suerte y he podido sentarme en el tren pero, a los diez minutos, un señor ha plantado sus posaderas sobre mi hombro izquierdo sin contemplaciones. Me he removido incómoda por tener tal parte de su anatomía sobre mí sin habernos presentado ni nada pero no se ha dado por aludido y ha seguido leyendo su 20 minutos. He intentado desplazarme a mi derecha para evitarlo pero la señora de mi lado ha reclamado su espacio vital removiédose a su vez. Así que me he pasado todo el viaje pensando que ojalá no se le escape a este hombre un pedo o las cosas se pondrán muy feas.

Vuelvo a trabajar...



P.D. Lo de trabajar y lo de "hormiguita hacendosa" es un decir. De hecho estoy escribiendo esto en horario laboral... Así que tampoco me compadezcan ustedes mucho.

viernes, 20 de enero de 2006

Coleccionista de recuerdos

En "Everything is iluminated" el protagonista es llamado El Coleccionista. Se dedica a guardar en bolsas transparentes con cierre hermético todos los objetos relacionados con la gente de su familia: desde el corrector dental de su hermano a un billete de dólar o un preservativo usado.

Sólo hacia el final de la película (sobre el que no revelaré demasiado porque tiene ustedes que ir a verla) el propio personaje parece dar la clave del por qué e esa extraña compulsión que tiene desd pequeño. "Quizá si hago esto, dice, es porque me da miedo olvidarme de las cosas".

Yo no soy coleccionista. No guardo concienzudamente nada, me falta la constancia y lo encuentro un poco absurdo. Sin embargo sí guardo muchas cosas estúpidas en cajas. Objetos que no tiene mucho sentido guardar, al igual que los del protagonista de la película: entradas de cine, billetes de tren, trípticos de exposiciones en las que he estado, la cuenta de un restaurante, una piedra, entradas de conciertos, tarjetas, una concha encontrada en una playa... Las guardo en cajas que llamo mis cajas de los recuerdos. Incluso en una ocasión fabriqué y regalé una caja de los recuerdos a un amigo. Tengo tres o cuatro de ellas y, cuando las abro, sé que cada una de las estúpidas e insignificantes cosas que guardo en ellas tiene un significado para mí, me recuerda un momento concreto de mi pasado que, por lo que sea, deseo recordar. En ocasiones la relación objeto-recuerdo se vuelve borrosa y me veo obligada a pensar un rato en ello para conseguir rememorarlo. En otras es tan viva que resplandece...

Si alguien me pregunta qué objetos de los que poseo pondría a salvo si sólo tuviera tiempo de elegir tres o cuatro o, en uno de esos angustiosos sueños que he tenido alguna vez en los que se quema mi casa u ocurre alguna otra catástrofe, me veo obligada a escoger en unos pocos segundos algo que salvar... a menudo pienso que en esos casos quizá serían mis cajas las elegidas. Nada de lo que poseo es tan mío y tan irreemplazable como eso.

Sin duda no soy una Coleccionista pero puede que, como conozco mi mala memoria, sí tenga miedo a olvidarme de las cosas.

lunes, 16 de enero de 2006

Superadas


MAITENA

No nos conformamos con menos, ¿no?
¡Besos para todas, chicas!

domingo, 15 de enero de 2006

The call of the Wild

De nuevo es un placer volver a casa de noche caminando sola, escuchando música por las calles silenciosas y desiertas. Ningún ruido me molesta ni interrumpe la canción, no hay nadie que pueda mirarme mal si sonrío cuando empieza una canción que me hace especialmente feliz escuchar o si canto en voz alta. Qué placeres más sencillos nos brinda la vida...

Y el reproductor aleatorio de canciones de mi ipod parece tener inteligencia propia y lector de emociones. Elige "Allelujah" de Jeff Buckley para llegar a casa. Más allá de su triste letra me parece una fantástica elección.

Y el animal que llevo dentro levanta la mirada a las estrellas, viendo el vapor que provoca su aliento en la noche helada. Parece una suerte de celebración de la vida, de una pequeña vida con su respiración cálida en la inmensa galaxia fría. Y el animal de nuevo, alzando el hocico, apuntando con él la luna llena, le aúlla.

Le aúllo una canción a la luna... ¡Aleluya!

Gracias viejo satélite. Siempre cumpliste los deseos que te pedí.

Aleluya...



P.S. Algún día hablaré de Jack London.

P.P.S. Siempre me pareció que "La llamada de la selva" era una pésima traducción para un hermoso título original.

miércoles, 11 de enero de 2006

Tim Burton

Analicemos su filmografía como director: un crío que quería ser Vincent Price (Vincent, 1982); otro que convierte en un zombie el cadáver de su perro (Frankenweenie, 1982); la aventura de un niño de 30 años en busca de su bicicleta por escenarios de colores primarios tipo cartoon (La gran aventura de Pee- Wee, 1985); un ser de ultratumba especializado en limpiar mansiones de humanos (Bitelchús, 1988); un superhéroe psicópata tras un disfraz de murciélago (Batman, 1989, y Batman vuelve, 1992) con enemigos como un payaso gángster, un hombre pingüino y una loca con complejo felino; el bello cuento de un monstruo de afiladas manos pero tierno corazón (Eduardo Manostijeras, 1990); la historia de un infame cineasta travestido (Ed Wood, 1994); un delirante ataque alienígena a la Tierra, salvada in extremisy por casualidad (al más puro estilo La guerra de los mundos) gracias a una anciana (Mars Attacks!, 1989); el cuento de Whashington Irving del jinete sin cabeza (Sleepy Hollow, 1999); una revisitación donde riza el rizo a El planeta de los simos (2001); la emotiva historia de un padre cuentacuentos que enlaza realidad y ficción y de su hijo (Big Fish, 2003); un cuento fantástico e hiperglucémico de un niño y un excéntrico chocolatero (Charlie y la fábrica de chocolate, 2005) y un cuento de animación gótico en stop-motion (La novia cadáver, 2005). Como vemos, los protagonistas de sus films son los auténticos outsiders. Quizá como él. Son todos la pura descripción del freak: seres fronterizos, desplazados, incomprendidos; pero ahora son los héroes y nos los presenta con tal cariño que nos hace identificarnos con ellos. Según confiesa él mismo todos son un poco su alter ego.

El joven Timothy nació y creció en el seno de la típica familia de clase media americana, en un barrio cercano a Hollywood, de esos formados por cientos de casas idénticas, con jardincito y aparcamiento, que pretenden ser el triunfo material de la clase trabajadora americana (allí les llaman suburbia). El director confiesa que nunca se llevó bien con sus padres ni con su hermano menor, Daniel. Fue un niño solitario, que dibujaba monstruos retorcidos y que era tan marciano como para jugar en el cementerio que había en su misma calle. Quizá ahí empezó a crearse su rico y fantasioso mundo interior: "Si has crecido y vivido en esos hogares empiezas a imaginarte todo tipo de cosas como reacción contra ellos", confiesa. Dicho lo cual no parece extraña otra de las características de sus películas: la feroz y destructiva crítica de la american way of life, de los símbolos, costumbres e instituciones americanas. En Eduardo Manostijeras Burton parece vengarse de su infancia, parodiando esos barrios en los que vivió y el tipo de gente que los habita: aparecen los tonos pastel, los ritos kitsch tipo barbacoa, la divinización de los centros comerciales y la ironía contra una clase trabajadora que camufla su vida mísera e insulsa con un baño de caramelo y color; se muestra, en definitiva, la doble moral y la hipocresía de la sociedad americana. Pero será en Mars Attacks! donde arremeterá con más fuerza contra Estados Unidos. Toda la película es una agria parodia, un chiste cruel y macabro del que no se salvan ni el presidente, ni la Casa Blanca, ni la maquinaria hollyhoodiense, ni los prejuicios y dudosos iconos culturales de la sociedad estadounidense. La América más profunda, personalizada en esa familia que vive en una caravana, el estamento militar, con las dos vertientes, la más moderada y la más radical, los medios de comunicación, las religiones y sectas varias, los hippies, las asociaciones de ex-alcohólicos, Las Vegas como símbolo de lo más hortera, con Tom Jones a la cabeza, auténtica filia de Burton (en Eduardo Manostijeras aparecen varias canciones de "El tigre de Gales"), quién incluso tiene un papel interpretándose a sí mismo.


El amor por lo oscuro y lo grotesco es otro de los determinantes de este artista que, además de hacer cine, es fotógrafo, escribe, pinta (sin desperdicio su libro de poemas e ilustraciones La melancólica muerte de Chico Ostra, publicada en edición bilingüe por Anagrama) y, según Johnny Depp, es el mejor imitador de Sammy Davis que existe. Durante toda su infancia el pequeño asocial Tim se evadió de la realidad convirtiéndose en fascinado y convulsivo consumidor de cine fantástico. Desde niño el mundo del pequeño Burton se nutría de cómics y antiguas películas de terror y fantasía. Tuvo la suerte, además, de vivir la mejor etapa del género (entre los '30 y los '60). Se empapó de la serie B de los años '50, el ciclo de filmes de Roger Corman basados en E. A. Poe (su escritor favorito), las animaciones de Ray Harryhausen (cuya técnica stop- motion homenajeará) y La máscara del demonio, de Mario Brava, o las películas japonesas: "Quise ser el actor que hacía de Godzilla", ha dicho alguna vez Burton, lo que también da idea de su furia a gran escala contra la sociedad. Burton se ha mantenido fiel a sus mitos y lo refleja en sus trabajos. Su corto Vincent, rodado en blanco y negro y con la técnica de la stop-motion, narra la historia de un chico obsesionado con las películas de terror y especialmente con Vincent Price con perspectivas sesgadas, angulos desiguales y muchos planos homenajes directos a El gabinete del Dr.Caligari (del que se dice que podría estar pensando en hacer un remake como homenaje póstumo a Vincent Price, aunque otros apuestan que prepara un nuevo Fantasma de la ópera o Sweeney Todd) y en Eduardo Manostijeras consiguió que apareciera Vincent Price fugazmente (es el padre y creador de Eduardo) y que fuera el narrador en off. Ed Wood la rodó como su más sincero recuerdo y homenaje a ese peculiar cinesta que para algunos es "el peor director de todos los tiempos" y para otros objeto de culto por su innovación y creatividad (¿cómo olvidar Plan 9 from outer space o el maravilloso pulpo de La novia del monstruo?). En Mars Attacks! aparecen todos los clichés de la ficción de serie Z y su estética camp y pulp. El mito de Frankenstein es reverenciado en Frankenweenie, en Eduardo Manostijeras y en Pesadilla antes de Navidad (1993), producida y escrita por él. En en la reciente La novia cadáver y en Sleepy Hollow hay más referencias a zombies y seres que vuelven del más allá. La exquisitez de las películas de terror de la productora Hammer aparece recreada en todos sus films pero especialmente en Sleepy Hollow.

Además, en lo visual, muchas de las imágenes de sus películas muestran perspectivas distorsionadas, dramáticos contrastes entre la luz oscuridad, luz estilizada, ingredientes del expresionismo alemán de los años '20, las películas de género de la Universal en los '30 y la imaginería gótica de los '50. "El expresionismo me parece una vía para explorar el subsconciente", explica. Incluso en La gran aventura de Pee-Wee, donde predomina la estética cartoon y los colores chillones (no olvidemos que Burton estudió animación y trabajó en la Disney), incluso ahí hay un lado oscuro en las pesadillas del protagonista, en las que varias criaturas le atacan, entre ellas un enorme oso de peluche con terribles dientes (es su película, junto a Bitelchús, más onírica y surrealista). Además de rendir homenaje al original y a la novela de Pierre Boulle, El planeta de los simios (pese a ser su película más fallida) también presenta esos paisajes poéticos, torturados, románticos, esos ambientes claustrofóbicos. En los decorados de Vincent y en los de Pesadilla antes de Navidad, en el territorio gótico (Gotham City) de Batman y de Batman vuelve hay referencias a la arquitectura de Blade Runner, referencias languianas: la arquitectura dictatorial, la división en dos capas, como en Metrópolis, y el trazado laberíntico y confuso...

Y es que otro de los tópicos que se repiten en los filmes de Burton es el juego de contrastes, ya sea entre dos estilos visuales o entre dos mundos o entre sus protagonistas y el resto del mundo. Sus historias suelen transcurrir en dos mundos distintos. Así consigue distanciar el bien y el mal, lo raro de lo normal; y después, por medio de paralelismos, consigue mostrar la oscuridad del bien y de lo normal y la luz del mal o de lo raro, mostrando la fina linea que separa lo uno de lo otro y abogando siempre por la parte oscura, por supuesto. En Eduardo Manostijeras los colores pastel del barrio donde viven las familias contrastan con los tonos oscuros del castillo donde vive Eduard. Esto también sucede, por ejemplo, entre Halloweenland y Christmasland, las dos ciudades que aparecen en Pesadilla antes de Navidad: mientras la primera es oscura y lóbrega, la segunda está compuesta por lo más cursi y sensiblero de las Navidades americanas. En La novia cadáver el mundo de los vivos es más aburrido y, paradójicamente, muerto que el divertido y colorido mundo de ultratumba. Es el mundo oscuro y tenebroso, tradicionalmente asociado con el mal, el utilizado para exponer la superficial imagen de la representación del mundo soleado y feliz. En Batman vuelve el sol está ausente en todo momento, y en la única escena en la que brilla es aquélla en la que el Pingüino es presentado como candidato a la alcaldía de Gotham City. En Big Fish también se distinguen y mezclan dos mundos: el real y el fantástico de las historias del protagonista.

Muchos de los personajes del cine de Burton tienen diversas personalidades, con una cara en el mundo "normal" y otra cara mucho más oscura y extraña. Por ejemplo, los protagonistas de sus dos cortos (Vincent y Frankenweenie) son dos chicos que no se sienten a gusto en el mundo normal en el que viven con sus padres. El ejemplo más obvio de personalidad dividida está en los dos films de Batman dirigidos por Burton, lleno de psicópatas de doble personalidad. En Batman vuelve el Pingüino le espeta al protagonista: "Estás celoso porque yo soy un auténtico monstruo y tú has de ponerte una máscara".

En sus cintas también se puede apreciar como otros seres extraños del mundo oscuro hacen un esfuerzo por adaptarse al mundo "normal". Eduardo Manostijeras es un claro ejemplo de ese intento imposible que siempre acaba de manera trágica cuando se descubre que el mundo "normal" es hipócrita e indeseable. Lo mismo le sucede a Jack Skellington, el protagonista de Pesadilla antes de Navidad. Y en el último poema de su libro (La melancólica muerte de Chico Ostra) hay un tinte de anhelo juvenil dejado por imposible: "Para Halloween el Chico Ostra decidió ir disfrazado de ser humano normal". En Ed Wood el protagonista y toda su troupe son incomprendidos por la sociedad porque no siguen las normas, porque son raros (la Vampirella original en realidad no se disfrazaba para las películas, ella era así todo el día). Tienen unas reglas, un estilo de vida y unos códigos muy diferentes a los considerados normales.

Pero la genialidad de Burton es mostrarnos que quizá los comportamientos "normales" sean más criticables que los comportamientos "raros" de los protagonistas. Hace que veamos, como Ted Browning en Freaks, que los monstruos quizá sean los otros, los supuestamente "normales".

lunes, 9 de enero de 2006

Hoy toca ciencia...

Pongo un buen día la tele (ese aparato cuadrado que tenemos casi todos en el salón y que sirve para que muchas familias no se hablen durante la comida y la cena, los únicos momentos que pasan juntos al día) y, además de a la repipi plagiadora de la Ana Rosa Quintana y a la insoportable Maria Teresa Campos, me encuentro un reportaje científico en el Canal 33. Yo flipaba de pequeña con la serie Cosmos de Carl Sagan... Y el reportaje de hoy me ha dejado enganchada: La teoría de las cuerdas y la Teoría M.


Me ayudo de la wikipedia y otras páginas educativas para explicarlo de una manera que podamos entenderlo los simples mortales, para los que las matemáticas no pasaron nunca de logaritmos neperianos e integradas y todo lo demás suena a episodio de Star Trek.

La teoría de las cuerdas y otras muchas afines en el ámbito de las partículas elementales procede de dos grandes descubrimientos teóricos de los primeros decenios del siglo: la relatividad general y la mecánica cuántica. Gracias a la primera se pudo remontar la evolución del universo hasta un punto inicial, o "singularidad" de enorme densidad. La mecánica cuántica permitió penetrar en el átomo y en sus elementos (protones, neutrones y electrones) y después en los elementos de sus elementos (en los aceleradores de partículas los científicos han conseguido desintegrar una partícula subatómica y las fuerzas que rigen sus movimientos en más de 60 partículas).

La teoría de cuerdas es un modelo físico que considera que la materia y el espacio-tiempo se entretejen de una manera muy profunda a escala infinitesimal. Sus bloques fundamentales de construcción son objetos extendidos (cadenas, membranas y objetos de dimensiones superiores) en vez de puntos. Todas las partículas son en realidad diminutas cuerdas que vibran a cierta frecuencia y nosotros vivimos en un universo vibrando a cierta frecuencia, lo cual requiere 11 dimensiones. Las teorías de cuerdas son capaces de resolver varios problemas asociados a la presencia de partículas puntuales en la teoría física de campos. Ciertamente no está demostrada de manera experimental y es sólo confiable por ecuaciones provenientes de fórmulas ancestrales de la fuerza fuerte.

El término teoría de cuerda se refiere en realidad a las teorías de cuerdas bosónicas de 26 dimensiones y la teoría de supercuerdas de 10 dimensiones, esta última descubierta al añadir supersimetría a la teoría de cuerdas bosónica. Hoy en día la teoría de cuerdas se suele referir a la variante supersimétrica mientras que la antigua se llama por el nombre completo de "teoría de cuerdas bosónicas". Las diferentes teorías de supercuerdas demostraron ser diferentes límites de una desconocida teoría de 11 dimensiones llamada Teoría M propuesta por Edward Witten en los 90's.

Algunos científicos creen que esta teoría es capaz de unificar las cuatro interacciones fundamentales de la naturaleza: fuerza gravitatoria, electromagnetismo, fuerza nuclear fuerte (mantiene unido el núcle atómico) y fuerza nuclear débil (relacionada con la radiación). Ninguna otra teoría completa antes había conseguido tal perfección formal, tal hermosura matemática... Entre la comunidad científica (por sus varias dificultades e incongruencias) la mayoría la considera solamente una curiosidad matemática. Pero nadie le niega su ingenio y que podría ser tan válida como las teorías ampliamente aceptadas actualmente.

De hecho el nuevo acelerador de partículas de 27 kilómetros que el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) está ensamblando en las afueras de Ginebra, y que entrará en funcionamiento en el 2007, pretende realizar algún experimento que corrobore o falsee esa teoría. El Gran Colisionador de Hadrón (GCH), reemplaza a otro anterior, el Gran Colisionador de Electrones y Positrones (GCEP), que era el más grande del mundo y la mayor obra de ingeniería civil europea hasta que se construyó el túnel que une a Inglaterra con el continente. Y en Alemania se lucha por seguir la carrera con el TESLA, un túnel recto (acelerador lineal) de 33 kilómetros para hacer chocar partículas.

Entre las partículas que esperan que serán esparcidas en las colosales explosiones estará el buscado campo de Higgs, la llamada "partícula divina", que de acuerdo con el Modelo Estándard de la física de partículas es responsable de la generación de la masa. Otras preguntas que podría ayudar a resolver el GCH incluyen la naturaleza de la "materia oscura", de la que según los científicos está hecho hasta un 95 por ciento del universo, pero que aún no se ha detectado. Todo esto para saber de dónde viene la masa, de dónde obtienen la masa las partículas, y qué ocurrió después del Big Bang (si es que realmente pudo existir un Big Bang).

Para qué negarlo, aunque os parezca aburrido a mí me fascina todo esto. Se acerca más a la filosofía que a la ciencia. Y me flipa un universo formado por dimensiones y por cuerdas vibrantes. Embobada me quedé delante de eso. Y era en la televisión...

Para que luego digan que no sirve para nada.

domingo, 8 de enero de 2006

A perfect circle


Tras ver Magnolia (¿alguien sabe el por qué ese título con el nombre de esa hermosa flor?) me queda la impresión de que la sinopsis que alguien escribió en la contraportada del dvd miente. La película no habla de la sociedad americana o simplemente de historias que se cruzan, la película habla del perdón y de la culpa. ¿Qué podemos perdonar y qué es imposible perdonar? ¿Es más dificil perdonar o pedir perdón? ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer nuestros errores o decir la verdad? ¿Queremos escuchar la verdad? ¿Serían mejor las relaciones humanas si no mintiéramos tanto acerca de lo que sentimos? ¿Sabemos o debemos perdonarlo todo si nos piden perdón?

Me parecen preguntas cruciales. Yo tengo bastante clara la importancia de la sinceridad y de saber perdonar y pedir perdón en mi vida pero creo que no todo el mundo es de mi opinión. Y es difícil perdonar o decir "lo siento", pero a veces es tan necesario para seguir adelante, para poder ser felices...

Como hoy en el pub irlandés (en el que permiten fumar), cuando mi amiga me contaba sus nuevas aventuras atrapada a ese alguien de siempre que es incapaz de amar y que no sabe pedir perdón. O que lo ha pedido tantas veces que ya ha perdido todo su significado. Y ella ha perdonado tanto que ya se acerca a su límite. La gente no cambia, querida, ya lo hablábamos: sólo se vuelven más como son realmente. No dejes que te siga haciendo daño. Ya has perdonado bastante. Ahora le toca a él.

Y luego ese chico tan majo de la guitarra (un chico interesante, sin duda, lleno de inquietudes, opina ella) se ha puesto a cantar con su hermosa voz versiones de Faith No More, de Springteen, de Roy Orbison... y luego "Sorry seems to be the hardest word". Y de repente... todo parece un círculo perfecto.


What have I got to do to make you love me

What have I got to do to make you care

What do I do when lightning strikes me

And I wake to find that you’re not there


What do I do to make you want me

What have I got to do to be heard

What do I say when it’s all over

And sorry seems to be the hardest word


It’s sad, so sad
It’s a sad, sad situation
And it’s getting more and more absurd

It’s sad, so sad

Why can’t we talk it over

Oh it seems to me

That sorry seems to be the hardest word


What do I do to make you love me

What have I got to do to be heard

What do I do when lightning strikes me

What have I got to do

What have I got to do

When sorry seems to be the hardest word

Music by Elton John
Lyrics by Bernie Taupin

sábado, 7 de enero de 2006

Kevin Smith: "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes."


Un buen día su hermana Virginia le dijo "Haz películas" y, afortunadamente, él le hizo caso. De esta anécdota se infiere, queridos amiguitos y amiguitas, la inusual y clara visión femenina del mundo ya que hoy en día Kevin Smith (New Jersey, 1970) es productor y un célebre director de culto.

Sí, es cierto que sus películas no son para el gran público pero el espectador al que van dirigidas es muy concreto y más abundante de lo que se suele creer: el típico capaz de reconocer tanto las virtudes de El ataque de los tomates asesinos como de Ladrón de bicicletas, el nerd gordo y pajillero y/o con acné, el solitario que no ligaba en el instituto y tenía aficiones raras, el que sigue viviendo en su mundo y hoy en día es crítico, bibliotecario, dibujante o dependiente del Blockbuster. Vamos, que su público somos todos aquellos a los que la sociedad capitalista fracasó en el intento de convertirnos en lo que nuestra madre llamaría "gente de provecho".

Kevin Smith pertenece a la generación de directores (como Peter Jackson, Robert Rodríguez o Quentin Tarantino, por decir sólo algunos) que, sin tener apenas formación académica pero siendo grandes consumidores de todo tipo de cine y con una gran cultura cinematográfica, se han hecho un hueco en la industria gracias a su buen hacer y a su personal e inimitable estilo. Smith conecta con el freak porque él es uno de ellos y su cine tiene sus mismos referentes, los de todo adolescente rarito y americano de los '80 y '90 (por extensión también los referentes de los que cumplimos todos los requisitos menos el de ser americanos): Star Wars, el rock alternativo, los superhéroes de Marvel y DC, la serie-b, el hockey, las series de televisión (como Sensación de vivir), el cine X, los videojuegos... Kevin Smith es ese director que podría ser el colega con el que tomar unas cervezas, el que te acompaña en la cola del cine para ver la reposición de El retorno del Jedi, el que te da un buen consejo sobre chicas, el que te presta el número especial de verano Swim Suit de la Patrulla X...

En las películas de Smith se habla de sexo con lenguaje explícito pero, sobre todo, se habla de la angustia existencial de una generación que no encuentra el momento ni los medios para dar el paso definitivo a la madurez, que vive sumida en su peculiar universo (¿murieron trabajadores inocentes en la destrucción de la Estrella de la Muerte?) y que intenta, como buenamente puede, encontrar un amor o recuperar el que perdieron por gilipollas. Sus cinco primeras películas (de la sexta ya hablaré más tarde) tienen las mismas localizaciones, casi los mismos actores principales (Jason Lee, Brian O'Halloran o Ben Affleck) y están enlazadas por anécdotas para el fan más atento. Y, por supuesto, están los entrañables Bob el Silencioso (el propio Kevin Smith) y el camello Jay (Jason Mewes), presentes en todas y protagonistas absolutos de una de ellas.

Su filmografía comienza cuando abandonó la escuela de cine, volvió al colmado donde trabajaba y decidió vender (¡glups!) su colección de cómics para costearse con apuros su ópera prima (que se quedó en 16mm y en blanco y negro). Clercks, que fue un triunfo de crítica y se llevó premios en el festival de Sundance de 1994, es la dantesca tragicomedia de "el dependiente que se vio obligado a trabajar un día que no le tocaba hacerlo". Gracias al éxito de esta profunda reflexión sin tapujos sobre la vida detrás del mostrador, la vida ante el mostrador y el amor y el sexo dentro del mostrador (incluso del sexo en el lavabo) Smith contó con dinero de la Universal para su segunda película: Mallrats (1995). Se trata de una alocada comedia, un gran chiste donde proyecta toda su irreverencia, su humor escatológico y su amor por los cómics consiguiendo que Stan Lee hiciera un cameo en el papel de Stan Lee (qué se puede esperar de alguien que llama a su hija Harley Quinn). No triunfó en taquilla pero posiblemente sea su obra más personal pagada por una multinacional. Tal vez intentó remediar el pinchazo con el éxito que supuso Persiguiendo a Amy (1997), su película (dentro de la pentalogía inicial) más convencional y más sentimental, una historia redonda y perfectamente tejida sobre la búsqueda del amor inspirado, según él, en Joey Lauren Adams, la que fue su novia. Durante el rodaje de esta película conoció a su futura esposa: Jennifer Schwalbach.

Dogma (1999) hace realidad un proyecto que rondaba por la mente de Kevin Smith desde la época de Clercks. Se trata de una bufonada, una sátira de la religión organizada, la pantomima de un católico y en palabras de su autor: "Una pro-fe, pro-católica, espiritualmente elevadora película de pollas y pedos". Ángeles caídos, una empleada de una clínica abortiva que es descendiente directa de Cristo, el apóstol nº 13 (¡afroamericano!), Metatrón, el Monstruo de la Mierda, Jay y Bob y la Musa Serendipity son algunos de los personajes que desfilan por la parada de monstruos. Y Dios es una mujer. Por supuesto en Nueva York su estreno fue boicoteado por la Sociedad Americana Para la Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad (¿!), pero es que los fundamentalistas nunca han tenido mucho sentido del humor.

Como colofón y culminación de su humor zafio llegó Jay y Bob el Silencioso contraatacan (2001) la última de esta especie de pentalogía de New Jersey. Para despedirse de estos personajes como se merecían pasan de ser los eternos secundarios a protagonistas absolutos. Se trata de la definitiva y absoluta mamarrachada, un gag continuo en el que nada tiene demasiado sentido si no es para lucimiento de las dudosas cualidades de Jay y Bob, que intentan detener la producción de una película sobre ellos mismos, encontrar el amor y salvar a su mono. Es una parodia de todo lo parodiable, repleta de cameos entre los que destacan Wes Craven, Gus Van Sant, y sobre todo Carrie Fisher y Mark Hamill, quien protagoniza una peculiar y memorable lucha de espadas láser.

Después de un tiempo de silencio y, tras anunciar que quería dar un nuevo rumbo a sus películas aparece Jersey Girl. En ella el protagonista, Ben Carapalo-Affleck, nos narra las peripecias de una experiencia que Smith conoce bien: la de ser papá. Un fiasco auténtico, con Jennifer Lopez y Liv Tyler. Smith pretendía homenajear a su padre recientemente muerto y explicar su paternidad pero, digámoslo suavemente, no acertó ni en el tono ni en el protagonista.

Actualmente es posible que Kevin Smith sea el tío más feliz del mundo: apareció en la película Daredevil, tiene una compañía de producción que no para de trabajar (fue productor ejecutivo de Preacher y Scary Movie 3, en la que también hace un cameo), escribe artículos para la revista Arena, hace cortos para el famosísimo show norteamericano de Leno, ha abierto una tienda de cómics y, lo que es más importante, ha hecho realidad el sueño de todo adolescente comiquero: trabajar para una gran compañía escribiendo guiones de Daredevil y de Green Arrow.

En el aspecto cinematográfico se comentó que, durante un tiempo, estuvo implicado en el guión de la próxima película de Superman pero que dejó el proyecto. Aparte de producir films de otros directores le ronda dirigir un proyecto sobre un superhéroe, The Green Hornet, y está ya en post-producción Clercks 2, el retorno del melodrama del chico del supermercado diez años después. Estreno previsto para este año.

Esperemos que Jersey Girl haya sido sólo un tropezón y que a Kevin Smith no le de ahora por crecer. Nos gusta irreverente y espontáneo. ¡Que la Fuerza le acompañe!


Artículo parcialmente aparecido en Metaluna.

lunes, 2 de enero de 2006

Resaca, dulce resaca

Y yo que creía que el día uno de enero no existe...

Sí, vale, está en los calendarios y eso, pero técnicamente no existe. El día uno de enero no tiene mañana y no tiene tarde. El día uno de enero lo pasas durmiendo, vegetando en el sofá al nivel mental de una ameba frente a un televisor en el que reponen los programas de nochevieja grabados con público que celebra el año nuevo quizá en el mes de octubre. Son más grises, aburridos y tristes que la ardilla disecada de mi abuela...

Yo creía que el uno de enero no existía porque ese día no ocurre nunca nada. Es decir: te levantas a las cuatro, si estás con el estómago en condiciones haces un brunch (esa cosa tan moderna que se ha hecho toda la vida cuando te levantas tarde pero sin nombre pijo), te depositas en cualquier superficie horizontal e intentas pasar la resaca lo mejor posible. Esto es sin ejercitar demasiado ese órgano que llamabas cerebro cuando estaba en funcionamiento y que ahora está lleno de hombrecitos golpeando desde dentro tus sienes con sus pesados mazos.

Por eso decía que no existe el uno de enero.

Pero cuando el día uno de enero te despiertas al lado de la persona a la que amas (con resaca o sin ella, eso no importa demasiado), es justo el día en que se cumplen 10 meses desde que estais juntos, él te lo recuerda con una dulce sonrisa y te abraza fuerte y luego te hace la declaración de amor más hermosa que te han hecho nunca...

En ese caso el día uno de enero sí que existe. Y es un gran día.

A pesar de la resaca, de ser una ameba, de tener el estómago revuelto, de ver las cosas más estúpidas en televisión y de tener que arrastrarte como un zombi durante el resto del día.

P.S. Por cierto... ¡prueba superada! Creo que la cena del 31 fue todo un éxito, que todo estuvo bien y que nuestros invitados se fueron contentos. Me alegro tanto...