Mi blog se ha mudado! Redireccionando…

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domingo, 31 de diciembre de 2006

Adiós, 2006

No le podría pedir más a un año en el que todo lo que me ha ocurrido han sido cosas buenas.

Una amiga dice que los años impares siempre son mejores. Y aunque no esté de acuerdo y me parezca una estupidez éste que se nos acerca ya, pisándonos los talones, además de ser impar acaba en siete, un número que siempre me ha parecido mágico. Si va a ser aún mejor que el 2006 me va a traer muchas alegrías. Lo mismo os deseo a todos. A los que salís y a los que preferís quedaros en casa. A los que lo celebran en familia y a los que prefieren estar solos (los padres se suelen poner muy tontorrones en fin de año, pobres). Solteros, con pareja, con mascota o como quiera que estéis.

Que no se os atraganten las uvas.

Brindemos por obtener lo mejor del 2007.

Mañana, cuando despierte, sea la hora que sea, tendré varias cosas que celebrar...



P.S. Como deseo para el año que viene añado que por fin nos pongan la conexión adsl para poder colgar imágenes, actualizar el blog más a menudo y volver a la vida de internauta.

sábado, 23 de diciembre de 2006

Inventario apresurado

Por si no tuviera bastante con mi dolor de espalda, mi atontamiento y mal humor matutino debido seguramente al Myolastan y todo lo derivado de tener la casa a medio montar llega el remate. A mi hermano, mi querido hermano, que decidió que se cambiaría de su habitación en casa de mis padres a la mía, que es más grande, le han entrado las prisas. Lleva 20 años en su habitación y ahora resulta que no puede esperar unos, ya no meses, sino semanas a que yo acabe de vaciar mis armarios repletos de cosas y les haga sitio a esas cosas en mi nuevo hogar.

De modo que, como parece que el niño es quien manda, me toca fastidiarme y meter a toda prisa mis pertenencias en cajas de cartón que ni siquiera sé dónde voy a colocar. Ale, llévate todo lo tuyo. Y que sea ya. Ahora mi antigua habitación en casa de mis padres (que cuando se instale mi hermano ya no será nunca más 2mi habitación) se parece según Roger a esos pisos de ancianos con síndrome de Diógenes (¿qué hizo el bueno de Diógenes para merecer que usaran su nombre para eso?).


Ya puse todos los libros en cajas. Y la mayor parte de la ropa. Ahora remueve a toda prisa recuerdos y decide, vamos, rápido, si quieres tirar ese juego de porcelana con el que servías el té a tus muñecas y ositos de peluche. Sonríe, pero rápido, al descubrir postales de todas partes que te han enviado amigos que una vez fueron de viaje, baraja la posibilidad de guardar o tirar a la bolsa de desechos los pequeños y ahora ya casi insignificantes recuerdos que aún guardaba relacionados con mi ex (una piedra, una conchas marinas de una playa de Galicia, un azucarillo de un bar, una colección de tazos de Pokémon que me regalaron sus sobrinos, el recuerdo de la boda de su hermano, billetes de tren...), sorpréndete de encontrar aún botes de colonia con marcas que recuerdan a la pre- adolescencia (como pueden observar en la foto sólo me falta Farala y "tu primera colonia... ¡Chispas!"). Y montones de libretas del instituto. En media libreta, Geografía. Y por detrás, en la otra media libreta, poemas, letras de canciones en inglés traducidas por mí, cuentecillos o pretensiosos y ruborizantes intentos prematuros de planificar mi primera novela a los 16 años que acababan casi siempre antes de las 20 o 30 páginas. ¿Cómo demonios voy a tirar eso a la basura? Es que soy incapaz...

Me cuesta tanto desprenderme de los recuerdos... Ya comenté en otra ocasión a raíz de la película Something Is Illuminated (que está en mi top ten del año, por cierto) que soy una coleccionista de cosas estúpidas relacionadas con personas, con instantes, con acontecimientos que quiero recordar. Es como si mediante esos pequeños fetiches pudiera vencer al tiempo y al olvido, hacer permanente lo que es eminentemente efímero. Como si intentara fijar con objetos mi memoria, que para algunas cosas es escasa.

Así, al destapar un frasco del perfume Poison, recuerdo las tardes en que me arreglaba primorosamente para ir a la discoteca con mis amigas, me ponía guapa (pero sin reconocerlo) por si aparecía el príncipe azul que me sacaría del pozo de mi depresión y mi sentimiento de incomprensión y odio hacia el mundo que me parecen ahora tan adolescentes.

Con los folletos del Camping Caravaning Riembau recuerdo mis vacaciones en Platja d' Aro. Hay un forfait de la primera vez que esquié en una excursión con el instituto. Y el mapa del metro de París de la primera vez que estuve allí. Dibujos a medias con mi hermano cuando aún hacíamos cosas juntos y cantábamos a dos voces la banda sonora de Aladdin de Disney. Y mi viejo casette y millones de cintas que seguramente nunca más escucharé pero que tampoco me siento con ganas de tirar. Al menos el Meccano enorme que regalaron a mi hermano y con el que nunca jugó va a servir para que Roger tenga por fin lo que de pequeño siempre pidió al Cagatió y nunca le trajeron.

¿Dónde voy a meter tanta basura inservible pero tremendamente cargada de significado en mi vida?

Quizá la solución sea tirar la mayor parte de esas cosas y convencerme a mí misma de que eso no va a hacer que todos esos recuerdos desaparezcan esfumados en la nada. Sin embargo de no ser por algunas de esas cosas que ni siquiera sabía que había guardado no habría recordado hoy muchos momentos. Si no fuera por algo tan cursi como la canción "Un mundo ideal" de Jasmin y el Príncipe no hubiera recordado que hubo un tiempo en que mi hermano y yo nos reíamos juntos. Si tuviera una lámpara maravillosa pediría que esos momentos no fueran parte del pasado.

Y una cápsula hoi-poi de las de la empresa del padre de Bulma en Dragonball para poder guardarlo todo.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Felices fiestas



Os deseo lo mejor para estas fiestas y para el nuevo año que ya se acerca desde mi nueva casa y mi nueva vida.

No soy yo muy navideña, los únicos adornos que tenemos son una ponsetia que nos regalaron, dos postales que nos han enviado amigos y un "caganer" que Roger se empeñó en comprar. Ni árbol, ni nacimiento, ni lucecitas, ni esos malditos papá noeles que cuelgan de los balcones como una plaga entrarán en nuestra casa. Tampoco la lotería me hará rica porque no suelo comprar nunca. Tenemos salud (pese a mi espalda), menos mal.

Estos días serán extraños por primera vez en mi propio hogar, aunque casi no lo voy a notar con tantas comidas y cenas fuera, invitados por un familiar u otro. Pero lo de preparar cenas de fin de año tampoco me pillará de nuevas.

Después de mis primeras y míticas lentejas en olla exprés, un momento épico al ritmo de Rush, y mi primer pollo al horno (todo ello delicioso, aunque está feo que yo lo diga) ya nada me da miedo. Estamos perfeccionando hasta el punto de delicatessen nuestra tortilla de patatas y nuestro guacamole. La vida es bella.

Les deseo a todos mis lectores montones de alegría y felicidad. Felices empachos y felices borracheras. Felices resacas y paciencia con la familia en esas comidas interminables.

Mucho amor y paz para todos.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Té con especias y mecedora

Para compartir confidencias.
Para renovar la amistad.

Good Night, Sweet Girl

Andera: I need to hear four words before I go to sleep: Good night, sweet girl. I'm easy, I know, but a man who can muster up those four words is a man I wanna stay with.



¿Hay algo mejor que volver a casa y que te estén esperando los besos y las caricias y el calor nada más abrir la puerta?

A veces me asalta el miedo. La sola posibilidad de que vuelva a ocurrir, de perder lo que tengo, me aterra. Supongo que eso significa cuánto me importa. Espero que ese nuevo miedo no lo joda todo.

I woke up near Rittenhouse Square
There was noise in the hall; snow was flowing in the air
And I could see just then the flashing spark
Of the match to my first smoke

Some houses are built to last
It's the couple inside that change too fast
I can see their faces looking through the glass
They're not where they belong

I want to stay with you, baby.
Won't you let me stay?
You're a Beautiful Girl.
I'm right where I belong, baby.
I'm here with you.
You're a Beautiful Girl.

I see your feet at the edge of the bed
While an old Love song is creeping into your head
And as your eyes just closed I could only guess
If you were dreaming of me again

Stained glass casts a flickering light
With the curtains closed I can't tell if it's night
But I know for sure that this sure feels right
With you here between my arms

I want to stay with you, baby.
Won't you let me stay?
You're a Beautiful Girl.
I'm right where I belong, baby.
I'm here with you.
You're a Beautiful Girl.

And I hope that you can take me
When I'm going out of my head.
And I hope that you will keep me
Keep me warm in your bed.

Beautiful Girl - by Pete Droge

martes, 12 de diciembre de 2006

Myolastan, Voltarén, visitas, regalos y canciones

Empiezo mi treintena con una baja médica por tener la espalda jodida. Estupendo. Y seguimos sin adsl. ¡El horror!

Hasta el moño de ir al Ikea y de montar muebles y de empaquetar y desempaquetar cosas. No ir a trabajar y tener que usar un módem de 56k me tiene desconectada del mundo, de los foros, de los blogs amigos y hasta de las noticias. Parece mentira que ya me sea tan imprescindible internet. Ni siquiera tengo ordenador, Roger y yo nos turnamos con el portátil porque su pc ha decidido dejar de funcionar.

A pesar de todo las cenas en casa han ido muy muy bien y me las he tomado con una sorprendente calma de anfitriona. Mi cena de cumpleaños trajo muchos regalitos (dos cómics entre ellos, así que Mikel ha salvado su brazo) y acabó con todos un poco borrachos y jugando a Singstar. Las lluvias torrenciales deben estar a punto de llegar.



El fin de semana pasado sólo salimos para el concierto benéfico de Light Of Day en la sala Privat de Mataró en el que disfrutamos por turnos de Jesse Malin, el gran Willie Nile, Joe D´Urso (impresionante vozarrón) y las dos confirmaciones de última hora: de nuevo el increíble Gary Louris y un Nacho Vegas un tanto fuera de lugar. Aunque quizá éramos nosotros los que estábamos fuera de lugar entre tanto cincuentón fan de Springsteen con aspecto de tener el descapotable aparcado en la esquina. Me lo habría pasado mucho mejor si la espalda no hiciera de las suyas otra vez.

El concierto me dejó como un regusto triste, pese a las payasadas de Nile. Alguna de las canciones acústicas me hizo pensar en lo desgarrador que es cuando se termina el amor, en que peor aún que el fin en sí mismo es saber que se acababa, es el presentimiento de que el final de ese gran amor estaba cerca y, por mucho que te negaras a admitirlo, ya no había nada que hacer. Esa es una de las peores sensaciones que se pueden tener en la vida. Si supiera hacerlo y si creyera que hay un poder superior escuchando rezaría por no sentirla nunca más.

Pero el concierto me dejó también una sensación de unión, de casi comunión entre almas, de que no hace falta un poder superior cuando está esa cosa sublime que es la música.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

30

Ya llevo más de una semana en mi nuevo hogar. Ya tenemos teléfono y el adsl está a punto (o eso dicen los de Orange). Las cosas parece que van adquiriendo un sentido y comienzo a saber en qué cajón colocar cada cosa, en qué tiendas del barrio comprar cada producto, en qué orden encender y apagar las luces, cómo caminar a oscuras por el pasillo y encontrar puertas e interruptores sin tropezar con nada.

Ya no es extraño como al principio cuando había muebles viejos por el suelo y comíamos en platos de plástico. Hemos hecho nuestro el sofá, la mesa y las sillas, el baño y la cama, aunque el colchón ortopédico me siga produciendo dolores de espalda. Ya es mi casa. Nuestra casa...

¿Quién me lo iba a decir a mí hace tan sólo un año (ya no digamos dos o tres)?

El próxima sábado hago una cena para mis amigas y amigos, será la primera que organizo como verdadera anfitriona en mi propia casa. Contrariamente a otras veces en esta no tengo ganas de agobiarme con que todo esté perfecto, con que los platos conjunten, con que toda la comida se sirva perfecta en la mesa y todo el mundo coma de todo. Quiero pasarlo bien yo también antes y después de la cena, y si todo no está perfecto pues mala suerte, con que no se queden con hambre tengo suficiente (y acostumbro a sobrealimentar a mis invitados y hacer siempre comidade más). Al fin y al cabo estaremos celebrando mi cumpleaños.

Sí, olvidaba mencionarlo: hoy cumplo 30 y me siento más plena y feliz que nunca.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Migraciones

Mi blog también está migrando. A la nueva versión Blogger Beta con categorías y supongo que muchas más mejoras respecto a esta versión, que lo harán todo más fácil sin que aparentemente cambie nada demasiado.

Es la versión diminuta e internáutica de mi migración grande, la vital, la que supone trasladar cajas, montar muebles, agujerear paredes, limpiar baldosas, colocar ollas... La que me está volviendo loca pero que cuando acabe conformará mi nueva y feliz vida.

En un tiempo record de dos semanas hemos comprado y colocado todo lo necesario para el que va a ser nuestro hogar. Y supongo que el estrés y el cansancio físico y psicológico que supone haberlo hecho tan rápido nos está pasando factura, ahora que ya casi hemos acabado. He tenido algún día de auténtica taquicardia y algún otro de agujetas hasta en las pestañas. Afortunadamente la familia siempre está cuando la necesitas y, por mucho que a veces se te hicieran insoportables con sus gritos y reproches, son un cielo y ahora que me voy hasta los echaré de menos. De todos modos los tendré cerca, no me puedo quejar.

El sábado llegó el somier y ya tenemos dónde dormir. O sea que ahora que todas las lámparas están colgadas hemos decidido que hoy mismo estrenamos nuestra casa. Comienza una nueva aventura.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

A mejor vida

Ese es el título que finalmente escogí para el proyecto de comic que ya comenté que Roger y yo estábamos preparando juntos para BD Banda, una revista gallega que busca nuevos colaboradores. Soy malísima para poner títulos. Cuando escribo algo siempre dejo el título para el final con la esperanza de que se me ocurrirá la frase perfeca que resuma lo que quiero expresar. Nunca llega a aparecer como por arte de magia y me quedo esperando siempre a la musa, escogiendo resignada algo obvio, mundano aburrido y poco brillante. En fin, es lo que hay.

Acerca del argumento de momento no quiero ser demasiado explícita porque básicamente aún no sé si vamos a hacerlo (han recibido más de 120 proyectos entre los que está el nuestro) o si, cuando lo hagamos, aunque no sea elegido, tendrá mucho que ver con la idea concreta inicial. Estas cosas evolucionan y a medida que lo vamos pensando va cambiando cada vez un poco así que os copio el resumen del resumen que enviamos a los futuros o posibles editores:


"A mejor vida" es una reflexión sobre la juventud, sobre la madurez y el paso a la edad adulta. Es el viaje iniciático de un adolescente, un viaje tan cotidiano como sorprendente por nuestra sociedad, una visión divertida, cínica, crítica y llena de sentido del humor de cómo un chico de 16 años supera una situación traumática y toma las riendas de su vida dejando atrás la infancia.

Sí, lo sé, no dice gran cosa. Que no explica nada, vamos. Y que además es asquerosamente comercial, como para estar en las solapas de un libro o en la típicamente entusiasta crítica que la editorial de turno pasa a los medios de comunicación. Sí, pero es lo que se supone que tenía que ser.

Básicamente la idea es bastante sencilla: Óscar es un chaval introvertido e inadaptado cuyo padre acaba de morir, que tiene que ir a vivir con su hermana a otra ciudad y al que, para colmo, le han dejado el marrón de decidir qué hace con las cenizas del difunto. Intentaremos contar ni más ni menos que el proceso de cambio en el que se verá inmerso, su viaje a otra ciudad, la nueva gente que conocerá, su nueva vida... E intentaremos hacerlo con humor punzante y crítico, dejando de lado los tópicos y aportando nuestras dos formas de ver la vida.

Para los que no se hayan pasado por el Sketchblog de Roger y no hayan visto aún a los protagonistas de la historia aquí los tienen (clicando sobre ellos podrán verlos más grandes). Todos creados y diseñados por Roger Tallada.

Óscar, nuestro protagonista, sosteniendo lo que queda de su padre.


Sarah, su hermana, con su hijo Ángel:


Héctor, el difunto padre de ambos:


Simón, un viejo amigo de Héctor:


Eloy, un nuevo amigo:

martes, 31 de octubre de 2006

Parece mentira...


Roger Tallada

Hoy es el día...

Hoy firmamos el contrato del que será nuestro piso. Casi no me lo creo. Y también hay que entregar el proyecto de nuestro comic que se va a llamar A mejor vida.

Sólo pensar que podremos tirarnos en nuestro sofá a ver nuestra tele ya es una gozada.

jueves, 26 de octubre de 2006

Tierra de mareas

Lo sé, soy un desastre, tengo abandonado el blog últimamente. Pido disculpas si es que alguien lo ha notado.

Podría citar más de diez razones lógicas para esta dejadez pero todas me han parecido excusas baratas cuando las he visto escritas. Digamos que últimamente vivo en una tierra de mareas, que el suelo no es muy firme bajo mis pies, que se avecinan cambios importantes que no acaban de presentarse y que eso me tiene impaciente, me asusta y me marea un poco al mismo tiempo, como el ligero balanceo de un barco que, aún así, sabes que no va a hundirse. De momento no hay trabajo nuevo, ni firma del contrato de alquiler (aún). Me desespera no poseer algo tan banal pero necesario como el dinero, algo a lo que nunca le he dado demasiada importancia hasta que me ha faltado. Y no me preocupa más que de forma inmediata, en la medida en que debe permitirme cumplir mi objetivo. Pero bueno, no voy a aburriros con estas cosas de andar por casa...

Quizá resulte más interesante decir que Roger y yo andamos liados, además de con el piso, con el proyecto de un cómic para presentarlo a una editorial que busca dibujantes y guionistas. Es la primera vez que colaboramos juntos y es la primera vez que escribo el guión de un cómic, no puedo ocultar que me hace mucha ilusión. Al mismo tiempo tampoco puedo ocultar que me está resultando increíblemente difícil, escribir un cómic no tiene nada que ver con escribir un cuento o una novela o un guión de cine. Ya tengo la idea general del argumento desarrollado en una serie de seis entregas de ocho páginas, tengo a los personajes descritos más o menos psicológicamente y Roger ya está creando la parte física, pero hay que ajustar los tiempos, visualizar las páginas, determinar la narración y el ritmo... Como lectora siempre lo había pensado pero ahora que estamos manos a la obra veo una vez más que es difícil saber dónde acaba la tarea del guionista y empieza la del dibujante. En la tarea de concreción desde el argumento más general a lo concreto de cada viñeta en algún momento debo parar. Por suerte eso no va a suponer un conflicto de egos o un choque de ideas para nosotros. La colaboración está resultando, como esperaba, muy fácil, pacífica y mutuamente estimulante. Veremos qué sale de todo esto...

De momento en su blog ya podéis ver un adelanto en forma del personaje principal, un adolescente al que hemos llamado Óscar, y su hermana Sarah.

Y ya que me preguntan, Tideland fue... fantástica. ¡Esa es la palabra! Sólo puedo describirla como una genialidad insuperable de Gilliam, absolutamente perfecta. Como ya dije en un foro es bella, imaginativa, original y sobrecogedora. Me preocupaban las críticas negativas que había recibido en algún festival pero no tenía absolutamente nada que temer, los críticos no siempre tienen criterio.


El ambiente malsano que rodea a la protagonista, Jeliza- Rose, la hace evadirse imaginando a su alrededor un mundo fantástico y fascinante, repleto de hadas, cabezas de muñecas que hablan, ardillas, agujeros de conejo que llevan al País de las Maravillas, océanos en campos de trigo, brujas malvadas, sirenas y príncipes azules.


Gilliam nos sumerge en un viaje terrorífico y alucinante de mano de una niña y nos obliga a olvidarnos de los prejuicios adultos y ver el mundo a través de los ojos de Jeliza- Rose, volver a tener 12 imaginativos años. Aunque lo parezca no es una película complaciente ni fácil de ver, es dura y terrible a veces (algunos lo han descrito como una mezcla entre Alicia en el país de las maravillas y Psicosis) porque, por momentos, nos damos cuenta de que el mundo que la protagonista ha construido a su alrededor y que la hace sentir feliz y menos sola oculta la escalofriante realidad a la que quizá prefiere no enfrentarse.


Absolutamente increíble y deliciosa. Una obra maestra de mi director favorito.

Estoy impaciente por ver lo que hace con el biopic de Phillip K. Dick. Promete.

martes, 17 de octubre de 2006

Upside Down

Apenas he dormido hoy. Quizá no tenga nuevo trabajo por las peores razones, aquellas que nada tienen que ver con mi capacidad o con mi curriculum, y necesitamos una hoja de salario para firmar el contrato de alquiler...

No se me ocurre nada que decir. Podría hablar de Sitges, de la fabulosa Tideland de Gilliam. O de todas las películas en dvd que hemos estado viendo últimamente, del Aviador, de cómo David Bowie marca paquete en Labyrinth...

Pero de todo ello ahora sólo recuerdo a Brando semioculto en las sombras, como un ídolo arcano y loco escondido con sus adoradores en lo más profundo de la selva. Aquél que ha estado en el corazón de las tinieblas y ha vuelto para contarlo. La lógica ilógica de la amoralidad de la guerra en Apocalypse Now (Redux).



"He visto horores. Horrores que tú has visto. Pero no tienes derecho a llamarme asesino. Tienes derecho a matarme. Pero no tienes ningún derecho a juzgarme.

Es imposible definir con palabras lo que esto significa... para los que no saben lo que es el horror. EL HORROR. El horror tiene forma y uno debe familiarizarse con él. El horror y el terror moral son tus amigos, o de lo contrario se convierten en enemigos espantosos, en enemigos de verdad.

Me acuerdo cuando estaba en la Fuerza Especial. Parece que han pasado mil siglos... Fuimos a un campamento a vacunar a unos niños. Dejamos el campamento después de vacunarlos a todos contra la polio. Un viejo vino tras nosotros llorando. Volvimos atrás. Ellos habían vuelto y cortado los brazos vacunados. Allí había una enorme pila de pequeños bracitos. Y recuerdo también que yo lloré como un niño. Quería arrancarme los dientes, no sé lo que quería hacer. Y me esfuerzo por recordarlo. No quiero olvidarlo nunca, no quiero olvidar.

Entonces vi claro, como si me hubieran disparado con una bala de diamante en la frente. Y pensé, dios mío, qué genialidad, el genio, la voluntad de hacer eso. Perfecto, genuino, cristalino, completo... puro.

Y entonces me di cuenta de que eran más fuertes porque lo soportaban. No eran monstruos, eran hombres, cuadros entrenados. Estos hombres, que luchan con corazón, que están llenos de amor, han tenido la fuerza, LA FUERZA, de hacer eso.

(...)

Entrenamos jóvenes para hacer fuego sobre la gente. Pero no les dejan poner "joder" en los aviones porque es una obscenidad."

lunes, 16 de octubre de 2006

Mi nueva vida

Los cambios se suceden a velocidad vertiginosa. Casi me mareo. Casi da miedo... Mejor que sea así, rápido.

Técnicamente ya tenemos piso, aunque aún tengamos que ultimar detalles y firmar. El del suelo feo. Ya soy casi especialista en cómo taparlo con lo que sea (alfombras, moquetas, losetas de vinilo, sintasol, etc.). Y técnicamente ya tengo nuevo trabajo. Aunque mañana me lo tengan que confirmar.

Cambio de ciudad, de trabajo, de casa, de vida...


Este poster quizá decore nuestro salón...


Todo lo que se avecina parece nuevo y excitante. Ayer hicimos un anticipo de celebración etílica con un vino estupendo. Sólo tenía ganas de saltar y saltar. El catálogo del Ikea está ya sobadísimo.

No sé exponer con claridad la alegría, el acojone, las ganas de empezar y la ilusión que me embargan. Quizá mañana esté más tranquila y en mejores condiciones para traducirlo en palabras.

jueves, 5 de octubre de 2006

Ice cream on the road

Cada día el autobús va más abarrotado de gente por las mañanas. Últimamente, como hoy, me toca ir de pie todo el trayecto, en medio del pasillo, cosa que pone en seguida a trabajar a mi macabra imaginación y veo al conductor dando un súbito frenazo y mi cuerpo volando hasta que mi cabeza se estrella contra el parabrisas delantero. Todo eso sólo ocurre en la película gore que yo me monto, claro. Soy así, no lo puedo evitar.

Nick Cave me susurra al oído. Amanece sobre la autopista colapsada de coches (con un solo ocupante en su mayoría) y en el cielo las nubes parecen dos bolas de helado de yogurt con cerezas (uno de los placeres que más echo de menos de la extinta Malania) flotando plácidamente sobre un mar de crema dulce.

Pienso en muebles de Ikea y en posters de Pearl Jam que pudieran hacer un poco nuestro el piso que fuimos a ver ayer. Era grande, luminoso y barato tal y como están las cosas (eso quiere decir que sigue siendo caro para nuestro presupuesto, aunque es lo que hay), pero a primera vista y casi sin muebles no parecía muy acogedor. Pienso en alfombras de sisal, de rafia o de fibra de coco para tapar aquél suelo tan horrible... Y pienso que necesito cambiar de trabajo ya, necesito ganar más para enfrascarme en esta nueva aventura. Y voy a hacerlo. Hoy me siento optimista.

En el cielo una de las bolas de helado de yogurt con cerezas se ha derretido alrededor de la otra y ahora parecen un sombrero de cowboy de color irisado que recuerda increíblemente al que Mikel suele llevar al Azkena.

El fin de semana se presenta emocionante. Mañana, si nada lo impide, veré a Ben Harper en su concierto de Badalona, que promete ser genial. El sábado es el cumpleaños de mi amiga Paula (hasta ahora “pe punto”), cenaremos en un italiano, bailaremos y nos reiremos. Eso me recuerda que aún tengo que acabar de preparar uno de los regalos y que me he dejado el estuche de “recorta, pega y colorea” en casa. El domingo iremos al Festival de Cinema Fantàstic de Sitges a ver la última excentricidad de Takashi Miike y disfrutar del ambientillo cinematográfico...

Las nubes son ahora un borrón anaranjado, ni rastro de sombrero, ni de bolas de helado, ni de ninguna forma reconocible.

El autobús enfila la rotonda de Glorias y entramos en Barcelona. Casi una hora para hacer 30 kilómetros. Nick Cave canta “aaaaleluuuuya”...

miércoles, 27 de septiembre de 2006

Nigel y Alistair

Por fin he terminado el cuento macabro que tenía entre manos y que no acababa nunca (los menores o los muy aprensivos que se abstengan de leerlo). Lo he acabado esta tarde pero Blogger ha decidido dejar de funcionar correctamente e impedirme colgarlo hasta ahora. He avanzado a trompicones pero con la idea clara desde el principio. De modo que está mucho más pulido, retocado y maquilladito que las chapuzas que acostumbro a hacer.

Roger había ilustrado ocasionalmente alguno de mis cuentitos pero esta vez he seguido el proceso contrario: he inventado una historia a partir de unos personajes que él dibujó hace tiempo y que desde que los vi me gustaron muchísimo e imaginé ingleses (sonrisa inglesa, si son seguidores de los Simpsons sabrán de qué hablo). El dibujo inspirador está al final, no lo vean hasta acabar de leer para no estropear la sorpresa final...


Nigel y Alistair


En la relativa seguridad oscura, fría y aséptica, llena de ecos y toses del hospital, la asaltaba aún de repente, en medio de la noche, ese olor que le revolvía las entrañas. La sacudía entonces una brutal náusea y la dejaba temblando, bañada en sudor helado, la cena a medio digerir arrojada sobre las impolutas baldosas blancas del suelo. No era un olor real, sólo recordado, pero le llegaba con tanta fuerza como si algo físico la golpeara en el estómago.

Era un olor a carne en descomposición, a sucia humedad, a peluche en un basurero, a bayeta usada y mojada, a perro callejero bajo la lluvia. Y cuando cerraba los ojos con fuerza y dejaba de respirar se daba cuenta de que no podía alejarse de ese olor porque sólo estaba en su cabeza. Y volvían las imágenes de aquél perturbado demente rodeándose a sí mismo con los brazos metálicos forrados de andrajosa imitación de visón que pudo ver cuando escapaba. Su hermano se los había construido, en una burda y penosa imitación de un abrazo maternal... O sensual. Y era ese el olor que recordaba, el de aquellos brazos artificiales, empapados en lágrimas, saliva, semen y sudor agrio durante años.

Sólo había empezado a ser consciente de lo que le estaba pasando cuando la arrojaron al desagradable escondrijo que sería su morada casi un año entero. Sin que pudiera ver a sus raptores la dejaron en el sótano, encerrada con las ratas en la más completa de las oscuridades. Como su padre era un importante empresario supuso que pedirían un rescate, pero cuando a pesar de sus llantos y gritos nadie vino a darle de comer en tres días y tuvo que beber agua de los charcos de filtraciones y hacer sus necesidades en un rincón pensó que quizá se habían olvidado de ella. Se imaginó que moriría allí de hambre, de un modo lento y horrible, o que tendría que sobrevivir cazando y comiéndose crudos a los asquerosos roedores que oía corretear por las esquinas. La realidad fue mucho peor que eso.

Alistair, el mayor de ellos, aquél despreciable gordo psicópata de mirada terrible, inteligente y cruel, bajó al fin a verla con una escudilla repleta de un apestoso engrudo humeante que le tiró a los pies ofreciéndoselo a modo de comida. No se sentía con fuerzas de ser orgullosa o remilgada de modo que comenzó de inmediato a devorar la pasta con las manos. Él emitió una enervante risita asmática y empezó a hablar pausadamente, como quien establece los términos de un contrato, con una espantosa serenidad. Le contó que era afortunada puesto que su hermano Nigel la había escogido a ella. Que había hecho cosas malas en el pasado y por eso tenían que esconderse pero que era un buen chico si no se lo ponía nervioso. Que Nigel necesitaba una mujer y que ella iba a ser buena con él. Le explicó que cuando era pequeño a Nigel le encantaba romper las patas traseras o la parte inferior de la columna a los perros y gatos que encontraba sólo por diversión, por el placer que le proporcionaba ver cómo se arrastraban luego. Y que esperaba que ella se portara bien y no le diera ni a él ni a Nigel razones para acabar arrastrándose como aquellos perros. La avisó de que era imposible escapar porque en 50 kilómetros a la redonda no había ningún ser vivo y que desearía morir antes de lo que le esperaba cuando la atrapasen si intentaba huir porque, que no tuviera ninguna duda, la atraparían. “Ninguna ha escapado nunca”, remató antes de irse.

Nigel iba cada noche al sótano a verla. Era alto y musculoso, macizo como un roble y, si la cara es el espejo del alma, la suya, por lo poco que dejaba ver la solitaria bombilla colgada del techo, estaba podrida hasta la médula. El primer día trajo un colchón de espuma y una manta que dejó allí para ella, como un regalo. Al principio sólo se sentaba a su lado y la rodeaba con sus brazos, y ella procuraba estarse muy quieta, llorando y temblando como una hoja. Él gruñía e imitaba sus gemidos como en un juego macabro. Se quedaba casi toda la noche y la acunaba adelante y atrás con un movimiento autista susurrando “Mamá ya está aquí... Mamá ya está aquí...” Pero Nigel no se conformó con eso...

Una noche le tocó los pechos de forma torpe, rápida y furtiva, como si le quemaran las manos. Se apartó un poco y cuando ella quiso saber si se había ido lo vió masturbándose violentamente. Se marchó de inmediato y la dejó algunos días en paz pero supo que no duraría. Cuando volvió no venía solo. Alistair la amordazó y le aguantó los brazos por detrás mientras Nigel le ponía en la cabeza un saco hediondo y la violaba salvajemente. Duraba apenas unos minutos y cuando acababa, entre bufidos, llamaba a su mamá. Lo repitió cada noche durante meses.

A medida que Nigel fue tomando confianza en su fuerza hercúlea y ella vio que resistirse era totalmente inútil y era mejor dejarse hacer ya no necesitó la ayuda de su hermano para someterla. Alistair nunca la tocó en ese sentido, pero ella sabía que invariablemente permanecía mirando desde la puerta, dominando y contemplando el espectáculo desde lo alto de las escaleras que bajaban al sótano. Por su mirada siempre sospechó que Alistair obtendría más placer cortándola poco a poco y concienzudamente en pequeños pedacitos sanguinolentos. Y seguramente lo hiciera cuando Nigel se cansara de violarla sistemáticamente. Sólo esperaba ansiosamente su turno. A través del saco sólo veía su enorme figura a contraluz pero casi podía imaginar sus minúsculos ojos sádicos fijos en ella, brillando como ascuas. Lo mejor era no mirar, intentar alejarse de su cuerpo para no sentir nada. Y contener las nauseas. Sabía por experiencia que las cosas podían ponerse muy feas si vomitaba...



Volvió al presente con un sobresalto y vio que tenía los nudillos de las manos blancos de apretar los puños y las palmas ensangrentadas de calvarse las uñas en ellas. Una vieja costumbre de su encierro que le costaría abandonar. Consultó el reloj de la pared. Sólo eran las cinco de la mañana y sabía perfectamente que hasta que no avisara a una enfermera que le trajera unas drogas milagrosas sería incapaz de dormir. Como cada noche. Y por la mañana vendría aquél inspector que decía ser psicólogo y la torturaría haciéndole más preguntas, haciéndole recordarlo todo.

Pero ella no quería recordar, no quería pensar que si estaba allí era porque Nigel apareció de improviso una tarde y la liberó a espaldas de su hermano, que debía haber salido. “Tú no eres de él, mamá”, le dijo con su voz gutural y, por la forma en que pronunció la última palabra, ella entendió por qué lo hacía. Nunca antes le había dirigido la palabra. No quería ni ver la cicatriz de su vientre, no quería ni imaginar cómo podía haber un dios que lo hubiese permitido, que permitiera a aquél engendro tener descendencia. Cómo aquél bebé se podía haber gestado en su útero en aquellas condiciones y cómo se lo habían arrancado... Pero sobre todo cómo podían estar criando a esa criatura aquellos dementes. Aquél bebé que cada noche, en sus sueños provocados por somníferos, oía llorar desconsoladamente. Su bebé...


Vean la estupenda ilustración AQUÍ.
Gracias una vez más, Roger.

jueves, 14 de septiembre de 2006

Se busca

Se busca piso de alquiler.
Se busca regalo de cumpleaños muy especial para persona muy especial.
Se busca un sentido y dirección profesional a mi vida.

Si encuentran cualquiera de estas cosas diríjanse a mí rápidamente.

Con lo primero tengo ayuda en un blog que resolverá mis problemas económicos y de espacio: se llama Zulitos. Como buscar piso en Barcelona, una ciudad que adoro, es misión imposible y sólo para ricos ya me he resignado y Mataró ya no parece tan mala idea: tiene playas mucho mejores que las de Barcelona, hay tranquilidad y sólo está a media hora de la gran urbe, con la que las comunicaciones en transporte público mejoran un poquito cada año. Esas son casi todas sus ventajas pero es lo que hay...

En cuanto al regalo algo se me ocurrirá, de hecho ya tengo una lista de la que puedo ir tachando cosas que no están a mi alcance (a menos que me toque pronto la lotería y para eso primero tendría que comprar un boleto) como una bici nueva, una tableta de dibujo más grande, un nuevo ordenador, una entrada para el Museo Mucha que incluya un viaje a Praga, entradas para ver a los Black Crowes en cualquier parte del mundo, la mejor mesa de dibujo (aunque no nos quepa en el loft- zulito), el mejor caballete y la mejor caja de pinturas que el dinero pueda comprar, etcétera. No será nada de eso por desgracia, pero sea lo que sea será con mucho amor.

Y respecto al último punto... me temo que es algo que sólo yo misma puedo encontrar.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Rose Walker's Journal

I've been making a list of the things they don't teach you at the school.

They don't teach you how to love somebody.
They don't teach you how to be famous.
They don't teach you how to be rich or to be poor.
They don't teach you how to walk away from someone you don't love any longer.
They don't teach you what to say to someone who's dying.
They don't teach you anything worth knowing.

The Sandman

martes, 5 de septiembre de 2006

De resaca festivalera



No le recomiendo a nadie hacer el viaje de vuelta de un festival de tres dias lleno de excesos (físicos, alcohólicos, gastronómicos, emocionales...) metida en un tren durante siete horas con un gripazo y con fiebre, escalofríos, dolor de garganta, afonía (eso es culpa de Pearl Jam) y el cuerpo destrozado. ¡Menuda gripe más tonta he cogido! Al final va a ser verdad lo de Siberia- Gasteiz...

Igualmente pasaría por ello otra vez gustosa para volver a vivir las grandes experiencias humanas y musicales que ha dado de sí este fin de semana pasado. Gente maravillosa y buena música. No le pido mucho más a la vida.

Saludos desde aquí a los viejos y los nuevos amigos que he podido ver en Vitoria. Sois todos para quitarse el sombrero.


P. S. Un recuerdo para Blackstarcita que creo que sigue en el hospital, ingresada desde hace una semana. Ánimos y a ponerse buena muy pronto. ¡Y a escribir como loca!

jueves, 24 de agosto de 2006

Profesiones fantásticas III: Putos modernos

Versión píldora:


Miró hacia ambos lados para asegurarse que nadie le había visto escribir "PUTOS MODERNOS" con un rotulador negro en el banco de la plaza. Sonrió orgulloso de su proeza, su pequeña ruptura de la legalidad, por la excitación de lo prohibido. Y luego contempló su obra con la satisfacción de haber hecho lo que debía.

Se ajustó las gafas de pasta negras a la nariz, se colocó bien la boina y, arrebujándose en su abrigo de tweed y su larga bufanda a rayas, encaminó sus pasos (calzados con zapatillas japonesas) hacia su destino tarareando el último éxito de Los Planetas.


Versión larga:


Estoy harto de todo esto, creo que voy a dejarlo.

Dijeron que me escogieron por mi profesión de ilustrador, porque creyeron que era adecuada para el puesto, que podría ganarme fácilmente con este segundo empleo por horas un importante sobresueldo y además ser invitado a los locales y restaurantes más in de la ciudad, a las exposiciones de la gente que HAY QUE CONOCER. Creí que no me quitaría mucho tiempo y sería bueno para mi trabajo, para hacer contactos, para entablar relación con gente interesante, para moverme en los círculos convenientes. Sé que soy bueno en lo que hago pero sin alguien que te ayude (sin enchufes) dicen que hoy en día no eres nadie. Y tienen razón.

Dijeron que también es bueno para la ciudad, que la hace más cosmopolita, más cultural y artística, que la hace interesante para marchantes, inversores, empresarios y turistas, que con mi pequeña aportación estaba contribuyendo a mejorarla, incluso a hacerla más receptiva a mi arte... Todos salíamos ganando: la ciudad, yo mismo, los dueños de restaurantes de diseño y japoneses, los cines en V.O., los escritores y editores de libros minoritarios, las tiendas de moda underground... No lo entendí demasiado bien al principio y recelé de que encima fueran a pagarme por semejante estupidez, desconfié, creí que no era posible. Pero salí del C.C.C.B. (Centro Cosmopolita de Contratación de Brigadas) con un jugoso cheque adelanto en la mano ("Para que te compres El Uniforme, la ropa y complementos adecuados que te indicamos, en las direcciones que te proporcionamos en la Guía de Orientación...") y con la sensación de haber firmado un negocio redondo. Sólo tenía que cambiarme las gafas, vestirme y peinarme como ellos querían, hacerme un weblog, comprarme una bici plegable, actuar un poco según las premisas que me daban y frecuentar los lugares indicados. A mi salario se añadían cenas en restaurantes, pases para museos, estrenos, conciertos y clubs.

Más tarde descubrí que la mayor parte del cheque adelanto se esfumó en El Uniforme (aquella ropa era carísima) y que aquél trabajo era una pesadilla. Poco a poco fue afectando a mi salud mental y ya no por tener que ver aburridísimas películas iranís subtituladas, ni por tener que estar al día en cuanto a moda, ni por llevar bajo el brazo libros que apenas entendía, ni por ir a conciertos que nadie escuchaba o mirar cuadros que por mucho que los mirara seguían siendo garabatos, sino por la gente de la que me veía obligado a rodearme. Eran la vacuidad hecha persona, egoístas, pagados de sí mismos, completamente intrascendentes en su supuesta trascendentalidad. Siempre con ese aire bohemio falsamente pedante. Si intentaba profundizar en una conversación con alguno de ellos sobre algún tema que presumían conocer acababa descubriendo que más allá de sus opiniones de manual no había nada. Y siempre eran los mismos en los mismos círculos. Me cansaron enseguida esas miradas por encima del hombro a los empleados sin un “gracias” o un “por favor”, esos gustos estándard, esas opiniones tan homogéneas que hacían pensar que o bien se ponían de acuerdo o alguien pensaba por ellos. Y lo peor de todo es que se suponía que mi trabajo era ser como ellos...

No podían ser de verdad, tenían que estar fingiendo. Se me ocurrió que si yo tenía ese empleo quizá también ellos estaban en la misma Brigada, quizá también estaban recibiendo un salario por ser modernos y ayudar a la ciudad a serlo. Tenía que averiguarlo, necesitaba saber que aquello no era real. Como en el C.C.C.B. me dijeron que mi empleo, como es lógico, era absolutamente confidencial y que podía perder el sueldo y tener que devolver el adelanto de manera fulminante si me descubrían, traté de hacer mis pesquisas discretamente. Intentaba cazar una mirada de comprensión, un gesto que contradijera la opinión del grupo. Casi nunca había nada digno de atención salvo alguna distracción de alguno de ellos que aún no había leído lo que estaba de moda o algún inoportuno bostezo fortuito que siempre era justificado con un “No, si a mí esta película me encanta, pero como ayer estuve bailando en un club hasta las tantas...”

Hoy mismo voy a decirles que lo dejo, que no es para mí, que yo no puedo con esto, que soy un pobre autónomo que no está a la moda y que seguiré pobre y autónomo pero seré auténtico, que esta gente no hay quien la soporte...

De camino al C.C.C.B. para entregar mi baja voluntaria leo por casualidad en uno de esos periódicos gratuitos que ahora lo que está de moda es no estar a la moda y odiar todo lo moderno. Lo lanzo a la papelera asqueado. ¡Putos modernos!

miércoles, 23 de agosto de 2006

Jacob's Ladder

Ayer bajé la Escalera de Jacob pero no descendí a los infiernos sino hasta las mismas raíces del Árbol de la Ciencia...


Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Génesis 2:9

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Génesis 2:17

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Génesis 3:6

Aquí se demuestra que Jehová Dios desde el principio fue un jodido mentiroso, la serpiente una chivata y Eva, la mujer, muy lista.




Jacob's Ladder, by William Blake
Y [Jacob] soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
Génesis 28:12

Y por la noche Adrian Lyne me hizo bajar y subir La escalera de Jacob de nuevo. Soberbia película. Un Tim Robbins guapísimo y magistral, como casi siempre... Escalofriante, agobiante, desconcertante, turbadora y angustiosa historia del cartero neoyorkino Jacob Singer cuya vida empieza a sufrir extraños incidentes aparentemente relacionados con su pasado en la guerra de Vietnam, donde fue herido 20 años atrás. La caótica narración repleta de flashbacks y donde no sabes qué es realidad y qué creación de la supuestamente perturbada mente del protagonista te mantiene en tensión hasta el final. Recordé por qué el film me aterrorizó y me dejó tan mal rollo la primera vez que lo vi aunque esta vez no fue tanto, debo haberme vuelto menos impresionable con la edad.



" Bajé al infierno, y vi el fuego eterno pero, a diferencia de lo que se cree, en el fuego no se queman las almas de los muertos, sino sus recuerdos. En las llamas del infierno arden sus pesadillas y temores, sus miedos y maldades. Para así purificar el alma y permitir que suba en paz al cielo.

Por eso, cuando un hombre muere, y no está en paz consigo mismo y con el mundo, se le aparecen demonios que rasgan su vida, extirpan sus recuerdos, de la forma más dolorosa, pues no quiere reconocer que está muerto.

Sin embargo si está en paz, el transito a la otra vida es guiado por angeles."


P.D. Jaume Balagueró haría bien en reconocer públicamente la influencia de este film en su cine.

viernes, 18 de agosto de 2006

Interesantes estrenos (al menos para mí)

Ya he hablado por activa y por pasiva de The Fountain o de Tideland, de modo que ya vale. Esta vez otras novedades próximamente disfrutables...


FLAGS OF OUR FATHERS


La nueva de Clint Eastwood, que en principio era un proyectode Steven Spielberg. Basada en la novela homónima de James Bradley narra la historia de uno de los seis soldados, el padre del autor del libro, que aparecen en la ya famosa fotografía (la que revive el poster de la película), colocando la bandera de Estados Unidos en la cima del Monte Subachi, en la batalla que libraron durante un mes en Iwo Jima, en 1945, y donde murieron 22.000 japoneses y 26.000 soldados americanos.

No habrá caras conocidas, Clint Eastwood ha decidido para darle verosimilitud y frescura que en el casting no contará con ningún actor conocido ni mayor de 26 años. Su explicación: "la edad promedio de todos esos hombres en aquel momento era de 19 años, y quiero ser muy detallista con eso. El más grande tenía 26, de hecho lo llamaban el viejo."


LADY IN THE WATER


Trailer.

Se estrena la nueva película del aclamado/ odiado N. Night Shyamalan. Cuenta la historia de cómo Cleveland Heep (Paul Giamatti), un anodino portero de un bloque de edificios, descubre a una misteriosa mujer (Bryce Dallas), Story, que vive en los pasajes bajo la piscina. Ella resulta ser una “narf” (un personaje parecido a una ninfa salida de un cuento de hadas) y está siendo perseguida por unos monstruos malignos que están empeñados en impedir que haga el peligroso viaje de vuelta desde nuestro mundo al suyo. Cleveland y todos los vecinos deberán ayudarla en su periplo de escapar, resolver enigmas y salvar ambos mundos.


EL LABERINTO DEL FAUNO



Parece que Guillermo del Toro ha hecho su obra maestra, y con actores españoles. Copio (de clubcultura.com):
La historia nos sitúa en el año 1944, quinto año de paz, y cuenta el apasionante viaje de Ofelia (Ivana Baquero), una niña de 13 años que junto a su madre, Carmen (Ariadna Gil), convaleciente a causa de un avanzado estado de gestación, se traslada hasta un pequeño pueblo en el que se encuentra destacado Vidal (Sergi López), un cruel capitán del ejército franquista, nuevo marido de Carmen y por el que Ofelia no siente ningún afecto.

La misión de Vidal es acabar con los últimos vestigios de la resistencia republicana, escondida en los montes de la zona.

También ahí se halla el molino donde Vidal tiene su centro de operaciones; en él les aguardan Mercedes (Maribel Verdú), una joven que se encuentra a cargo de los demás miembros del servicio, y el doctor (Alex Angulo), que se hará cargo del delicado estado de salud de Carmen.

Una noche Ofelia descubre las ruinas de un laberinto donde se encuentra con un fauno (Doug Jones), una extraña criatura que le hace una increíble revelación: Ofelia es en realidad una princesa, última de su estirpe, a la que los suyos llevan mucho tiempo esperando. Para poder regresar a su mágico reino, la niña deberá enfrentarse a tres pruebas antes de la luna llena. En el transcurso de esta misión, fantasía y realidad se abrazan para dar rienda suelta a una maravillosa historia donde la magia que rodea a Ofelia nos transporta a un universo único, lleno de aventuras y cargado de emoción.


Las imágenes que se han filtrado y el trailer que he visto me han maravillado y tiene muy pero que muy buena pinta...


THE DEPARTED


Scorsese siempre es noticia. Su nueva película es un remake de Infernal Affairs (Mou gaan dou), una trilogía de films policiales made in Hong Kong. La historia, esta vez situada en Boston, se centra en cómo la policía de esta ciudad tiene un gran duelo con una banda armada Irlandesa- Americana. Un gángster ha sido elegido para infiltrarse en la policía y al mismo tiempo un joven policía ha sido preparado para hacer lo mismo en el lado de la banda mafiosa. Sus caminos se cruzarán y... bueno, ya saben.

De nuevo cuenta con grandes actores conocidos como mi odiado Leonardo DiCaprio o Mat Damon, Mark Wahlberg, Jack Nicholson, Alec Baldwin y Martin Sheen entre otros.

Trailer aquí.


Yo, por mi parte, esta noche me voy a ver Blade Runner por primera vez en mi vida en pantalla grande. Gracias a los Meliés.

miércoles, 9 de agosto de 2006

Comienzan Las aventuras de John Tornado

Roger ya ha acabado los lápices de la primera página de Las aventuras de John Tornado. Es un proyecto con guión del francés Stygryt que se está forjando para tratar de introducirlo en el mercado del país vecino. Como podéis deducir es una novela negra con detective protagonista pero situada en un entorno futurista y delirante, ya se ira viendo.

Esta primera forma parte de unas cuantas páginas de muestra que Roger está preparando. Los diálogos los pondrá luego a ordenador.


Pueden ver el storyboard de las tres primeras páginas aquí. Y adjunto unos currados diseños del personaje principal, su secretaria, los malos y Jesús y Janice.









¡Espero que les hayan gustado!

Si es así háganselo saber a su autor aquí.

lunes, 7 de agosto de 2006

The spiderman is having me for dinner tonight!

Después de levantarnos descubrí una pequeña araña en una esquina de la habitación. La observé un momento. Luego llamé a R., se la enseñé y le propuse que ya que teníamos una nueva mascota deberíamos bautizarla. "¿Se te ocurre algún buen nombre para una araña?", le pregunté. "Gertrudis", respondió tras pensarlo un momento. Sí, Gertrudis es un buen nombre para una araña. No volvimos a verla.

Al principio parecía una simple picadura de mosquito. Una pequeña irritación rojiza a la que no di importancia. Tras dos días no sólo no había desaparecido sino que aumentó de tamaño y me picaba endemoniadamente. Al cuarto o quinto día ocupaba una porción alarmante del interior de mi muslo izquierdo, estaba inflamada, y alrededor de la mordedura empezaba a adquirir un tono blanquecino. Ya era seguro que no había sido un mosquito. "Picadura de artrópodo", ha diagnosticado el médico. Antihistamínicos y pomada antibiótica.

Querida Gertrudis (aunque sé que no leerás jamás esto), tenías que haber dado con una histérica aracnofóbica o con cualquier persona común que cuando ve cualquier bicho de más de dos patas lo rocía de insecticida o lo aplasta sin piedad con una zapatilla. Te perdoné la vida, te pusimos un nombre... ¿y así me pagas el favor, picándome mientras dormía?

Si vuelvo a verte no seré tan compasiva, te lo aseguro.

Estaré atenta por si gracias a este incidente adquiero superpoderes arácnidos o cualquier otra mutación.


The Cure / Lullaby



On candystripe legs the spiderman comes
Softly through the shadow of the evening sun
Stealing past the windows of the blissfully dead
Looking for the victim shivering in bed
Searching out fear in the gathering gloom and
Suddenly!
A movement in the corner of the room!
And there is nothing I can do
When I realise with fright
That the spiderman is having me for dinner tonight!

Quietly he laughs and shaking his head
Creeps closer now
Closer to the foot of the bed
And softer than shadow and quicker than flies
His arms are all around me and his tongue in my eyes
"Be still be calm be quiet now my precious boy
Don't struggle like that or I will only love you more
For it's much too late to get away or turn on the light
The spiderman is having you for dinner tonight"

And I feel like I'm being eaten
By a thousand million shivering furry holes
And I know that in the morning I will wake up
In the shivering cold

miércoles, 2 de agosto de 2006

Así conocí a Lovecraft...

Hace algunos años, en uno de los maravillosos, enriquecedores, prolíficos y tristemente extintos foros de la desaparecida cyberdark.net alguien abrió un post preguntando "¿Cómo conocistéis a Lovecraft?". En vez de contestar dónde o cómo llegué a leer el primer relato de este autor se me ocurrió escribir una historietilla jugando con el título del post. No es nada del otro mundo y lo escribí sobre la marcha (aunque voy haciendo pequeñas modificaciones cada vez que lo leo, no lo puedo evitar) pero ahora que estoy con su narrativa completa ha llegado el momento de rescatar esta historia, mi humilde y torpe homenaje al maestro del terror sin forma.



Está bien, de acuerdo, lo explicaré...

Hasta este momento lo había mantenido en secreto, ni siquiera mis más allegados sabían esto que vais a leer...

Conocí a Lovecraft un atardecer de marzo, hace ya bastantes años. Me había quedado sin empleo por ser consecuente con mis principios (cosa que os aconsejo que no hagáis si queréis tener una vida próspera); así que decidí que, para mi cumpleaños, como recompensa, me haría un regalo: un viaje a Providence.

El tren me había vomitado sin contemplaciones en la desértica estación así que allí estaba, en la húmeda y neblinosa ciudad de Rhode Island, arrastrando mi maleta sin rumbo y buscando un hotel donde alojarme.

La noche cayó como un sudario, calándome la humedad hasta los huesos. Un búho ululó en un árbol cercano cuyas ramas se recortaban dramáticamente contra el cielo rojizo de un atardecer apocalíptico y un escalofrío me estremeció y me erizó el vello de la nuca.

La avenida por la que caminaba estaba desierta. A mi izquierda se alzaba orgullosa y decadente una mansión victoriana cuya época de gloria y esplendor hacía decenios que pasó y a mi derecha se extendía lo que parecía ser un bosque o un parque. Ni siquiera se me ocurrió la posibilidad de que fuese un cementerio.

Me alegré al escuchar a lo lejos una voz femenina. Al menos no estaba sola. Sonaba apagada por la niebla, pero procedía sin duda alguna del parque. "¡Hooooward!", llamaba.

Decidí dirigirme hacia la señora para que me indicara dónde estaba el pintoresco Hotel Palace, junto al Jane Brown Memorial Hospital que, según mi guía turística, era tan fácil de encontrar.

Al acercarme la humedad se volvió más intensa y las lápidas me permitieron cerciorarme que estaba en un camposanto. El aire empezó a oler como huelen las cosas oscuras y ancestrales, como huele el moho más recóndito de la más recóndita y húmeda cueva, y me hizo pensar en engendros escamosos y repulsivos, en ojos que acechan en la oscuridad y en secretos demasiado profundos y terribles paa ser revelados. La señora que gritaba iba vestida con ropas de hace cien años. Pero ella parecía no verme, buscaba y llamaba a alguien: "¡Hoooooward!", repetía como una cantinela. Algo profundo y agónico se escondía en ese grito.

Me asusté tanto que eché a correr abandonando mi maleta. No paré hasta que me quedé sin aliento. Entre resuellos casi me entraron ganas de reír. No podía haber visto un fantasma. Seguramente existía una explicación totalmente racional para lo que acababa de presenciar.

Cuando me calmé y decidí comportarme como una adulta e ir a recuperar mi maleta descubrí que no estaba sola. Había un joven de mi edad, delgado, pálido y de aspecto enfermizo, escribiendo sentado a la luz de una farola. Me acerqué dos pasos para preguntarle por el hotel y él levantó la mirada.

- ¿Sonia...? -murmuró con una mirada de reconocimiento- No le habrás dicho a mi madre que estoy aquí, ¿verdad que no, querida?

Se me secó la boca, no pude articular palabra. Apenas un tímido "no". Había un brillo poderoso y magnético en su mirada. No sabría decir si era de locura o de excitación. Ni se me ocurrió decirle que no me llamaba Sonia y que no le conocía.

- Shhh...

Me hizo una señal para que no hiciese ruido y luego palmeó el banco indicándome que me sentase a su lado. No pude desobedecer.

- Sabe que no me gusta que me molesten mientras trabajo, sabe que me gusta pasear de noche... -sólo pude mirarle y parpadear, estaba como hipnotizada. Me sonrió, una sonrisa oscura y apenas esbozada, más en sus ojos como océanos que en sus finos labios, y prosiguió-. No estoy loco. Ella sí lo está. No creas nada de lo que te digan. Esto es para ti, mi amor, me lo acaban de enviar de la imprenta.

Sacó del bolsillo de su gabán un libro con tapas de cuero negro y letras doradas y me lo entregó: "La llamada de Cthulhu", de H. P. Lovecraft. No recuerdo si le di las gracias.

Él continuó escribiendo y yo pensé, empezando a salir de mi catalepsia, que lo mejor era marcharme en busca de mi maleta. "Buena suerte", murmuré a modo de despedida. No sé si me escuchó pero no contestó, seguía enfrascado en la escritura, hundido completamente en su libreta de notas, completamente ajeno al mundo, sumergido en otra galaxia, en otra dimensión, y feliz de estar donde estaba.

Al llegar a donde había dejado tiradas todas mis posesiones la niebla se había levantado y, al girar a la izquierda una calle, me di de bruces con el hotel donde tenía hecha la reserva. al llegar a la habitación un pesado y desacostumbrado sueño se apoderó de mí y sin ducharme ni quitarme la ropa caí rendida en la cama.

Me despertó el servicio de habitaciones, que traía el desayuno y un periódico local. Al abrirlo con curiosidad descubrí una gran efemérides que ocupaba la primera página: "Hace 60 años, el 15 de marzo de 1937, falleció en nuestra ciudad el natural de Providence y mundialmente conocido escritor Howard Phillips Lovecraft".

Me levanté de un salto, pensando que la noche anterior había tenido una pesadilla horrible. Sin embargo, junto a mi maleta, estaba aquel librito de cuero negro que me había dado el desconocido que me llamó Sonia. Y al abrirlo no sólo vi la dedicatoria, "Para Sonia Green, con amor. Howard", sino también que era una edición de "La llamada de Cthulhu" de 1928 en perfecto estado. Como recién salida de la imprenta.

lunes, 31 de julio de 2006

Al sol

La ciudad está desierta en agosto.

El metro va medio vacío a las ocho de la mañana, en las calles no circulan apenas coches. Ya no hay empujones ni codazos para ganar posiciones de salida antes de que se abran las puertas en la estación de Universidad. Ya no hay un marea humana apresurándose hacia los puestos de trabajo... Somos pocos y resignados los que vamos a quedarnos sin vacaciones en agosto.

El asfalto arde bajo las sandalias y el viento quema al entrar en los pulmones. Acostumbrarse al aire acondicionado es fácil pero luego acobarda enfrentarse a esta ola de calor con la que nos las tenemos que ver. Y más aire acondicionado significa más calentamiento global y... ya saben, el pez que se muerde la cola. Quiero emigrar en agosto hacia el ártico, a Noruega por lo menos. No lo soporto más.

Habrá que aguantar con el ventilador a dos palmos del cuerpo y con el abono de 10 películas en los Cines Meliés. De momento ya van dos tardes fresquísimas viendo De aquí a la eternidad y Arsénico por compasión. Caerán seguro Blade Runner y algo de Scorsese.

Sólo he tenido tres días de vacaciones y ya se ha hecho duro volver. No llega a eso tan rimbombante de depresión post- vacacional pero jode igual, oigan. Yo llevaba casi una semanita de ama de mi casa, durmiendo cada noche con mi chico, levantándome tarde, disfrutando junto a él de las fiestas de Mataró, haciedo cada día algo distinto, bañándonos desnudos en la piscina, tirándonos a la bartola, poniéndonos morenos y morados organizando cenas en mi terraza...

El guacamole estaba delicioso aunque otras veces, sin prisas, saliera mejor. No encontramos limas para las caipirinhas pero con limón también estaban ricas. A la ensalada de remolacha le faltaba sal, pero la alemana quedó de vicio. La piscina era pequeña de plástico, pero podíamos flotar en ella estirados y le descubrimos muchas posibilidades. Gran vino, gran vermouth, gran quiche Lorraine de la madre de E., montañas de hummus, refrescante sorbete...

Y ahora vuelta a trabajar. Hasta septiembre, que vaya a Vitoria no habrá tregua. Quizá mejor así: en agosto todos los destinos están atestados de gente. El año pasado ya me quedé en la ciudad y no fue tan terrible porque en octubre vino París. ¿Este octubre... Praga? Ojalá. Ya veremos...

martes, 25 de julio de 2006

Les Santes


Tengo mini- vacaciones, estoy de rodríguez, hace mucho calor, son las fiestas de Mataró... ¿Qué más se le puede pedir al verano? Ni siquiera me apetece escribir. Ni siquiera sobre la cena que voy a organizar el sábado que viene en mi casa y que ya lleva el peculiar nombre de Fiesta de las almejas locas y el caracol borracho.

Hoy es como un viernes para mí. Qué alegría poder decirlo un martes...

lunes, 24 de julio de 2006

The Wild Bunch o The Wild Lunch

Estar completamente borracha un domingo a las cinco de la tarde no es ni medio decente, amiguitos y amiguitas. Y con estas al día siguiente hay que ir a trabajar y te pasas la noche sudando la Mamajuana y la cerveza, y los cubalibres de ron añejo con piña y sólo de pensar en la yuca, el arroz "gótico" con frijoles, el chivo en salsa o el delicioso plátano frito que ayer te zampabas con alegría en el Restaurante Dominicano Puerto Plata hoy te dan arcadas. Ya hablé de los excesos, ¿no? Pues eso. El alcohol es malo, un invento del demonio. Aléjense de él.



Creo que caminé por Tallers con la taja y la solana, que mi abanico cayó al suelo como una docena de veces y de alguna manera volvió a mi mano, que en el Valhalla jugaban al futbolín y seguían bebiendo. Y después de una ducha y una cena los tipos de la foto se disparaban...

Espero dormir toda la tarde y volver a ser persona.

lunes, 17 de julio de 2006

No tengo mesura...

Vivir para comer y no comer para vivir.

Del mismo modo que recientemente hablaba del placer gastronómico, hoy lo tengo que hacer de la (a veces) necesaria mesura y la contención respecto a ese placer. Mientras que el sexo (el otro placer que se disfruta con los cinco sentidos) puede practicarse sin mesura y sin temor a consecuencias graves por excesos (siempre con precaución y profilácticos en caso necesario), la gastronomía tiene un inconveniente terrible: comer sin mesura engorda (que no vengan los graciosos a decir ahora que el sexo también puede engordar si te quedas embarazada). Sí, amigos lectores, es la terrible diferencia entre la lascivia y la gula. ¡Maldición!


Hilda, de Duane Bryers
Hay épocas en que no me importa, en que paso de la báscula vuelvo a ser la despreocupada que era cuando estaba muy por debajo de mi peso ideal (cuando pesaba 55 kilos con mi casi metro ochenta) y comía igual o más que ahora. Pero tengo momentos en que me miro de perfil y el espejo no me devuelve la imagen que yo quiero. Incluso a veces me engaña y me hace verme más gorda de lo que estoy. ¡Peligro!

Roger me asegura que soy una exagerada y que no estoy ni mucho menos como Hilda (a la izquierda) o como las Toil Girls pero ha llegado la época en que hay que hacer un poco de contención (sólo alimentaria).

No ayudará que el sábado tengamos una cena, que el domingo vayamos a ponernos las botas a un dominicano con la gente de Riff- fanzine y que la semana que viene vaya a organizar una barbacoa en mi terraza...

Pero bueno, tampoco va a afectarme tanto como para comer sólo lechuga o Biomanán, o para beberme un litro de agua antes de comer o para que empiece la dieta de la alcachofa o del pomelo. Yo, que presumo de no haber hecho dieta en toda mi vida y que sólo he adelgazado considerablemente estando con una depresión, down in the hole, sin querer comer, ni dormir ni hacer nada de nada... En fin, que con tener un poco de cuidado durante algún tiempo, cenar menos y compensar las comilonas con fruta para cenar creo que ya cumplo. Tampoco hay que exagerar, oigan. No voy a cambiar de parecer en cuanto al placer de comer.

Viendo la televisión, o saliendo a comprar o mirando las revistas a una le crece el complejo de gorda hasta que racionaliza y se da cuenta que esas modelos no son mujeres de verdad, que las tallas no van a ejercer una dictadura contra ninguna de nosotras y que comerse una barrita con sabor a chocolate (que no de chocolate, no confundamos) no es comida ni es vida ni es nada.

Así que dense un homenaje sin complejos y elijan modelos aquí o aquí.

El amor, la muerte y la vida eterna

Ya que he conseguido convencer a una persona (aunque todo el mérito no sea mío) de que se compre este cómic, extenderé aquí mi recomendación.


LA FUENTE (THE FOUNTAIN)
Planeta De Agostini, Color, 172 Páginas, 15,95€.

Guión: Darren Aronofsky (& Ari Handel).
Dibujo: Kent Willams.
Tinta: Kent Williams.
Color: Kent Williams.


Si Darren Aronofsky en la excelente Requiem por un sueño hacía una parábola de la felicidad y la adicción y en Pi, una película que me fascinó completamente, nos hablaba del Árbol de la Ciencia, de los peligros, ventajas o desventajas, o la posibilidad o imposibilidad de saberlo todo, de conocer la realidad, esta vez en La Fuente nos habla del Árbol de la Vida.

El amor, la muerte y la búsqueda de la vida eterna se entremezclan en personajes paralelos en tres épocas diferentes de la historia: un conquistador español en el Imperio Azteca, un doctor empeñado en lograr una cura contra el cáncer que sufre su mujer y un astronauta del siglo XXVI contemplando la muerte de una estrella.

La parte gráfica corre a cargo de Kent Williams, de quien ya tenía una excelente opinión tras Dime, Oscuro y Blood, una historia sangrienta. Aronofsky le dio total libertad creativa y ha rematado una historia magistral con unos dibujos maravillosos y evocadores.

Para mí una obra de arte, no se la pierdan. La película lo tendrá complicado para estar a la altura pese a que la idea del film era anterior a la novela gráfica.

Vayan haciendo boca con el TRAILER.

domingo, 16 de julio de 2006

Post Secret



viernes, 14 de julio de 2006

Arroz hervido

Me parece increíble, ahora que lo pienso, estar ahí sorbiendo mi granizado y hablando sobre la vida... No tengo derecho, considerando con quién lo estoy haciendo.

No sé nada, me hago pequeñita, soy una mota minúscula que se lleva el viento. Soy unos ojos que pasan y miran por la ventana, como cuando voy en autobús y espío a los ocupantes de los coches o a los ocupantes de los edificios como colmenas, que preparan la cena, planchan la ropa o hacen todas esas cosas tediosas que se hacen en la vida cotidiana sin pensar que un par de ojos te vigilan y ven lo hermoso de esos gestos íntimos. Una chica que canta mientras conduce. Una señora que pasa en bata con una toalla enrollada en la cabeza. Entran ganas de llorar. Yo no soy nada para ellas. Ellos podrían no existir más allá de ese cuadradito transparente, podrían ser un escenario o una proyección. ¿Tendrán problemas y sueños y preocupaciones? ¿Les costará llegar a fin de mes? ¿Les fascinará la voz de Nick Cave? ¿Odiarán a Maria Teresa Campos? ¿No sabrán cómo asumir la muerte, el olvido, el rencor o el fracaso? ¿Serán sólo sombras en la pared de la caverna?

Mi teoría expuesta entonces, ante el granizado, sobre que alguien a quien no le guste comer no puede amar la vida de la misma manera que alguien que adore comer me parece más y más absurda y excesiva. Hablábamos sobre una compañera de una amiga que casi sólo come lomo con patatas y arroz hervido. Pero lomo sin pimienta ni nada. Y arroz hervido con agua y sal, nada de un ajito o un par de hojas de laurel para dar sabor, nada de tomate o salsa alguna. Sólo arroz hervido, arroz blanco, del que te dan cuando estás enferma. Conclusión: no le gusta comer.

Olvidémonos de la comedora de arroz y admitamos que hay gente a quien no le gusta comer, que comen por alimentarse, porque tienen que hacerlo, para sobrevivir. No disfrutan del placer mayúsculo de la gastronomía. Se pierden todo un mundo de sabores, aromas, texturas... explosiones de auténtico placer orgásmico en las papilas gustativas. Para mí es aberrante, inexplicable, ¡un horror!

De igual manera hay gente a la que no le gusta leer o no les gusta la música (más allá de las cuatro canciones bailables de las radio- fómulas), o no les gusta el cine o el teatro... Aunque nos entren ganas de llevarnos las manos a la cabeza por ello, existen. No, no se corten las venas, eso sí sería excesivo.

Mi pretenciosa teoría era que esas personas (hablábamos de las que no les gusta comer en particular pero se hacía extensible a todas las demás mencionadas) no disfrutaban tanto la vida, que no la exprimían al máximo, como a los que sí les gusta saborear, por ejemplo, un buen fricandó o un buen bacalao al pil- pil. Asociaba, por decirlo de algún modo, que para estar realmente vivo al 100% debes apreciar los placeres que te ofrece la vida. Y el placer de comer es el único, junto al del sexo, en el que se emplean los cinco sentidos. ¿Cómo puede, como el sexo, no gustarle a alguien?

Y lo mismo me da por pensar a veces sobre los que no han leído un libro en su vida o no disfrutan con la música, o sobre aquellos que van al cine "a lo que den" y para los que la idea de buen cine es únicamente la última americanada para pasar el rato (ojo, digo "únicamente" porque yo también disfruto con muchas americanadas, tampoco soy una selecta visionadora gafapasta de cine turco o afgano). Me pregunto a veces cómo pueden no gustarles esas cosas o cómo puede ser su vida sin esos elementos que yo creo tan imprescindibles. Me imagino cómo pueden ser sus pensamientos sin esas referencias cinematográficas, literarias, ficticias que a veces trufan los míos (no siempre, en ocasiones soy ameba mental más de lo que me gustaría). Pero de repente me doy cuenta de que quizá tengan experiencias que yo no tengo ni conozco y que son mucho más excitantes para ellos que las mías. Coño, no hay que ser tan etnocéntrico...

Lo importante es pasar por la vida con todos los sentidos bien abiertos a nuevas experiencais para no perderse nada, disfrutar cada segundo porque nunca sabes cuándo será tu último fricandó, tu último polvo en el sofá, tu última escucha de "Hutterite Mile", tu última película o tus últimas lineas leídas...