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jueves, 30 de marzo de 2006

En el bosque

Nota el sol intenso a través de los párpados. Es una sensación agradable, como recibir un beso suave y tibio en ellos. Luego el hormigueo de ese beso se extiende por todo su cuerpo y, sin abrir los ojos, se da cuenta de que está tumbada desnuda al sol. No sabe cómo llegó allí pero recuerda cuando vivía con sus padres y subía a la terraza a broncearse tal y como vino al mundo. Le encantaba sentir el sol calentando todo su cuerpo, desde la punta rosada del dedo meñique de su pie a su rubia cabeza cubierta por un pañuelo. Sentirlo tocar suavemente, como un amante dulce, sus pechos de pezones desafiantes, la hilera de vello casi albino en su plano vientre, su pubis rasurado de muñeca y sus nalgas redondas cuando se colocaba de espaldas, con las piernas ligeramente abiertas. Más de una vez se excitó tanto que acabó acariciándose y masturbándose bajo el cielo azul. Algún vecino curioso o algún piloto de avioneta debió perder el norte mientras ella se retorcía de placer. La misma placidez embriagadora, amodorrante y sensual que sentía ahora.

Antes de incorporarse y abrir los ojos ya olió el césped y la tierra húmeda. Cuando dejó de ver manchas blancas y reflejos provocados por el sol y consiguió enfocar la vista se dio cuenta de que estaba en lo que parecía el claro de un bosque, sobre una tosca manta a cuadros de las que se suelen llevar en el maletero del coche. Manchas blancuzcas de sexo reciente. Casi podía sentir aún el palpitar de un miembro erecto en su interior. Tenía pinaza, barro y hojas secas enganchadas en las manos, los brazos y el pelo. Las uñas rotas, tierra y sangre seca. Se levantó y había rascaduras en sus piernas y todo su cuerpo desnudo estaba súcio. Se tocó la cabeza, descubrió una herida importante, se habría dado un golpe y la sangre parecía venir de allí. No le dolía nada. La hemorragia se había detenido. No conseguía recordar nada...

¿Un accidente? Pero no había ningún coche... Miró a su alrededor por si el escenario le daba alguna pista. Botellas rotas, algunas tumbadas, algunas a medias. Alguien había vomitado allí al lado, ahora le llegaba ese horrible olor ágrio. Distinguió su vestido rasgado y con los botones arrancados hecho un trapo en el suelo. Quizá una de sus fiestas alcohólicas y psicotrópicas había acabado mal, no era la primera vez que se despertaba sin tener ni idea de qué había pasado. ¿Pero cómo había llegado allí? ¿Con quién? Otra sesión de sexo animal al límite con no importa quién, amenizada con sustancias ilegales de la que se despertaba sola y perdida...

Se cubrió un poco con la manta y hechó a andar entre los árboles hacia donde creyó que podía haber mundo civilizado. Pasada la pequeña zona boscosa había una subida hacia lo que podía ser una cuneta. Se armó de valor y empezó a ascender.

Al llegar arriba descubrió que, efectivamente, había llegado a una carretera. Miró hacia ambos lados y el primer coche que se acercaba frenó de manera violenta a pocos metros de ella. Dio dos pasos hacia él pero no pudo acercarse más porque el conductor aceleró violentamente y se marchó a toda velocidad mirando por el retrovisor, como alma que lleva el diablo.

Ella sonrió levemente al pensar en la leyenda urbana de la chica de la curva y que el tío se debía haber cagado de miedo. Se miró los pies descalzos, dejó caer la manta y la sonrisa se heló en sus labios.


Woman in forest por Gregory Crow

miércoles, 29 de marzo de 2006

Who loves the sun...

¡Yo!

Ayer fue lo que podría llamar mi primer día de sol. Ya es primavera en mi vida. ¡Fuera jerseys y chaquetas! ¡Vivan las mangas cortas y los tirantes!


A mediodía en la ciudad de Barcelona la temperatura era idónea para estar al sol sin que moleste, con una brisilla fresca de vez en cuando que ya olía a mar, a yodo, a playa, a biquinis y bronceador, que ya traía la promesa de tardes ociosas leyendo al sol, de luz, de cervezas heladas en terracitas, de pies descalzos sobre el césped...

Ha sido una tarde maravillosa empapada de todas esas sensaciones que me ponen de buen humor, que me recargan las pilas, que me hacen sonreír porque sí. Todo parece más perfecto, hasta los besos son más dulces.

lunes, 27 de marzo de 2006

Nuevas ideas o perder el miedo


Mi Moleskine:
Formato : 9 x 14 cm Cubierta rígida negra de cartoné con puntas redondeadas • Goma elástica para cerrar • Marcador de páginas Hojas de papel sin ácido • Bolsillo expandible en el interior, hecho de cartón y tela • Fabricada en Italia • 192 páginas.

Tiene el tamaño apropiado para caber en el bolsillo trasero del tejano y el peso justo para no molestar. Es resistente y me encanta su tacto. Discreta, sin excesos de diseño, elegante. Cuando la abres se mantiene en la página sin que el lomo acuse el esfuerzo, y permanece siempre perfectamente cosida. Es un objeto hermoso en sí mismo que hay que honrar con lo que plasmas en ella...

Acabé mi primera Moleskine hace más o menos un mes.

R., quien también me regaló la primera, me ofreció la segunda el día de nuestro aniversario. Venía con canción y dibujo. Sin embargo aún no he podido empezarla. O no he sabido.

En esta quiero que haya más dibujos (también míos), quiero que se respire más espacio... Recuerdo cómo me costó empezar la primera, hasta que me decidí por una cita y un dibujo de Le Petit Prince... Me daba pavor y respeto. Ese aura de objeto especial, el peso de tantos genios de la literatura o de la pintura que dicen que la utilizaron en el pasado me abrumaban... Como si escribir o dibujar en ella cualquier estupidez fuera malgastar una página e insultar a los poetas muertos. Sigue siendo una libreta de notas como otra cualquiera, pero la fama que se le atribuye hace que de el doble de miedo el enfrentarte a la página en blanco. Por eso las primeras de ellas en mi primera Moleskine son de citas... ¡Qué cobarde, amparándome en el recurso de autoritas!

Esta va a ser diferente... Me atreveré a mancillarla mucho más, a no apretar la letra como si me diera miedo terminarla algún día, a intentar dibujos a lápiz. Quiero dibujar el árbol viejo y retorcido que hay delante de la casa de Foixà. Quiero usar colores. Me gustaría enganchar más cosas, hacer collages e intentar volver a dibujar esbozando tonterías. Sé que puedo hacerlo, cuando era más pequeña lo hacía... Sólo es perder el miedo, recuperar seguridad, practicar, como dice R.

Mi vergüenza me impedirá enseñarlo, por supuesto. Y no se perderán mucho, eso ténganlo por seguro. Pero me hará feliz intentarlo. Nunca seré una gran escritora y tampoco una gran dibujante, no me engaño (y no lo digo para que alguien me lleve la contraria diciendo "nooooo, pero si lo haces muy bien..."), pero creo que lo verdaderamente hermoso es el tiempo que pasamos intentándolo, la satisfacción personal que te da acabar algo y sentir que tú lo has creado.

¿O preferís cuando vuestra obra es alabada? Supongo que el elogio también está presente siempre, de lo contrario no haríamos pública nuestra obra, ¿no?

I just want to scream... hello!!!


I seem to recognize your face
Haunting, familiar, yet I can’t seem to place it
Cannot find the candle of thought to light your name
Lifetimes are catching up with me
All these changes taking place,
I wish I’d seen the place
But no one’s ever taken me
Hearts and thoughts they fade, fade away...
Hearts and thoughts they fade, fade away...

I swear I recognize your breath
Memories like fingerprints are slowly raising
Me you wouldn’t recall, for
I’m not my former
It’s hard when you’re stuck upon the shelf
I changed by not changing at all, small town predicts my fate
Perhaps that’s what no one wants to see
I just want to scream...hello...
My God it’s been so long, never dreamed you’d return
But now here you are, and here I am
Hearts and thoughts they fade...away...

Hearts and thoughts they fade, fade away...
Hearts and thoughts they fade...away...
Hearts and thoughts they fade, fade away...
Hearts and thoughts they fade...


Elderly Woman Behind The Counter in a Small Town
Pearl Jam


Últimamente me expreso mediante canciones a falta de mejor expresión. Tendré que dejar de hacerlo. Es manido y poco personal.

¿Es difícil decir adiós?

Pues también lo es decir "hola" después de mucho tiempo cuando hay muchas cosas por explicar y no es el momento para hacerlo, cuando hay tantos reproches que resuenan, cuando una simple sonrisa sería una máscara, cuando intentar actuar normal y parecerlo sería una actuación de Oscar, cuando no eres capaz más que de suspirar un "hola" desvaído, sorprendido y sin fuerza y de huir como alma que lleva el diablo.

¡Cobarde! Debiste lucir tu mejor Angie Dickinson, era el momento de hacerlo. Debiste ignorarlo todo, hacer como si no hubiese pasado nada y aparecer con un "hola" triunfante y alegre, con un "¿qué tal?" retórico, con un "¿todo bien?"... ¿hipócrita?...

¿Me sentiría mejor o peor que ahora?

Según las teorías de Blackstar cuando ves a quien te rompió el corazón (por el que ya no suspiro, afortunadamente) debí haber saludado encantadora.
Me doy cuenta de que he actuado exactamente como lo haría un tío. Es lo que tengo a veces, por eso algunos piensan que soy un señor de Burgos haciéndome pasar por una delicada damisela. ¡Manda huevos!

viernes, 24 de marzo de 2006

All The Right Reasons


Foto de Roger Tallada

As I lay upon my bed, I begin dreaming
Of how it's gonna be the day that I am free
Once I settle like the dust upon the table
But then you came along
You helped me write this song

I don't know what day it is,
I can't recall the seasons
And I don't remember how we got this far
All I know is I'm loving you for all the right reasons
In my sky you'll always be my morning star

Like a tired bird flying high across the ocean
I was outside looking in
You made me live again
From the mountains to the prairies little babies
Figures fill their heads
Visions bathed in red

I don't know what day it is,
I can't recall the seasons
And I don't remember how we got this far
All I know is I'm loving you for all the right reasons
In my sky you'll always be my morning star

From the train in Manchester, England
Lightning fills the sky
As I watched you wave goodbye
From the mountains to the prairie little babies
Figures fill their heads
Visions bathed in red

I don't know what day it is,
I can't recall the seasons
And I don't remember how we got this far
All I know is I'm loving you for all the right reasons
In my sky you'll always be my morning star.

by Jayhawks

Hermoso concierto el de Gary Louris y Kraig Jarret Johnson ayer noche en la sala Apolo de Barcelona. Íntimo, emotivo y delicioso. Gracias, R., una vez más.

Este fin de semana un grupo de gente a los que considero amigos se reunen en Zaragoza alrededor de (o con la excusa de) un concierto de Drive By Truckers y nosotros no vamos a poder estar ahí. Pasadlo bien y nos vemos pronto.

Madman #1

Hace pocas entradas afirmé a propósito de Nuala que creo que "un extraño y tupido tejido de casualidades domina mi existencia y controla sutilmente mi porvenir" y no expliqué el porqué. Aquí va otro ejemplo. La vida a veces parece un cuento de Paul Auster.

En el Saló del Còmic de Barcelona del año 2004, al que acudí con J.C., quien entonces era mi pareja, perdí un cómic suyo. Creo que lo perdí yo, pero fue extraño, como si se volatilizara de repente: ahora está en mis manos, ahora ya no. Se trataba del número uno americano de Madman .

Estábamos haciendo cola junto a las papeleras de la entrada para que Mike Allred y Peter Milligan nos firmaran varias cosas cuando nos dimos cuenta de que el cómic ya no estaba. Debía haberse escurrido de nuestras manos allí mismo. Gran disgusto. Preguntamos, buscamos por el suelo pero, evidentemente, si alguien lo había encontrado se lo habría llevado. Normal., estábamos en el reducto friki del universo. Me sentí muy muy mal porque creo que la culpa fue mía, yo era la última que lo había tocado. Pérdida irreparable.

Al año siguiente J.C. y yo ya no estábamos juntos. Se acercaba el nuevo Saló del Còmic de Barcelona y se comentaba en el foro de Riff fanzine el cambio de fechas y de ubicación a un recinto de la Fira de Barcelona. Como el tema de la pérdida del Madman del año anterior aún me reconcomía lo mencioné allí y ¡oh, sorpresa! la persona que encontró ese Madman #1 me estaba leyendo y, no sólo eso, me respondió y se ofreció a devolvérmelo.

No me lo podía creer, al principio pensé que era una broma o que podía ser cualquier enfermo que utilizaba esa treta para intentar quedar conmigo o conseguir mis datos personales. Pero esa persona me describió exactamente dónde lo había encontrado, detalle que yo no había mencionado, y no intentó que quedáramos, simplemente se ofreció a enviármelo amable y desinteresadamante por correo. Rechazó la recompensa, jamás supe su dirección. Afortunadamente en el mundo existen personas así.

El cómic volvió a mis manos gracias a esta milagrosa casualidad y yo se lo entregué a su auténtico propietario. Me sentí mucho mejor, la pédida había sido culpa mía y yo me encargaba de su regreso. Le expliqué a J.C. la historia fabulosa del maravilloso retorno del cómic y se quedó epatado. Me dijo que, dados los hechos, creía que debía quedármelo yo, pero quise cerrar el círculo y me negué a aceptarlo.

Probablemente no leas esto pero, por si acaso: gracias, F.

La magia existe.

miércoles, 22 de marzo de 2006

Qué difícil es decir adiós...



More Than Sorry

goodbye
hasn't been so good to me
stepped out into the night
back against the moon
i saw ten thousand hands with candlelight
we all think that we're right
it's hard to tell
if the night is full of hope or doom

my eyes
burn with unshed tears
my body is weak
from so many silent years
too many people say goodbye
before they say hello
step into the morning
and disappear

what more than sorry can i say
what more than sorry can i be
before our love fades away
what more than sorry
do you want from me

Written by: Harper/Kalb

Ya sea a un amigo, a un familiar, a un amante... ¡Qué difícil es!

Ayer fue el día mundial de la poesía y quizá una canción no baste, así que añado:

Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.

(José Ángel Buesa)

Y felizmente aturdida estoy (me acabo de enterar ahora mismo) con el anuncio del alto al fuego permanente de ETA en el Gara...

martes, 21 de marzo de 2006

El Gorila Llorica




Promethea, Alan Moore & J.H. Williams

Cuando Alan Moore cumplió cuarenta años anunció que iba a convertirse en mago. ¿La crisis de los cuarenta, quizá? Él mismo lo explica:

"Pasé el necesario desconcierto ritual de declararme a mí mismo como un mago en noviembre de 1993, casi como vacunándote con una suave y controlada forma de colapso mental de modo que con suerte puedas tener suficientes anticuerpos para distinguir la locura mayor cuando aparezca. El relámpago propiamente dicho no me golpeó hasta primeros de enero de 1994. En cualquier caso, lo que ocurrió tras mi excursión de Pentecostés fue que conté a mis amigos y familiares la experiencia con el mismo orden y calma que emplearía para hablarles de cualquier otra cosa. Les dije que era totalmente consciente de que mis experiencias podían resultar decepcionantes, pero que por tratarse de un fenómeno mental poco frecuente, yo las encontraba interesantes, y por lo tanto, dignas de dedicación. Tras unas semanas divagando en una especie de aturdimiento productivo y muy creativo en el que produje un buen número de ilustraciones y co-compuse y grabé un par de las mejores canciones que haya escrito jamás, pasé a un modo más analítico y comencé a formular mi modelo de Espacioidea. Por este tiempo, mi familia y asociados se habían tranquilizado al comprobar que yo no era menos racional, funcional o creativo de lo que lo había sido anteriormente, por lo que podían o bien encogerse de hombros y dejarme seguir adelante o animarme a seguir discurriendo ya que encontraban el tema interesante también.".

Fruto de su experiéncia mágica nacen algunas obras, entre ellas este cómic, Promethea. La protagonista es la encarnación de la imaginación humana, de la magia, de lo onírico, de lo fantástico... Y no sólo eso, es el espíritu femenino hecho carne. Ella representa todos los atributos femeninos a lo largo de la historia de la humanidad: la resistencia, la luna, la sensualidad, lo maternal, la dulzura, la fiereza, el sueño, el amor, el misterio...

En su viaje onírico a través del infierno, el cielo y el purgatorio se enfrenta a todos los miedos de la humanidad. Y El Gorila Llorica es uno de ellos.

Los hombres, dice Moore, no somos más que gorilas lloricas, conscientes de nuestra propia existencia, de nuestra debilidad ante la muerte y ante el mundo hostil...

Sólo creer que existe el amor, la felicidad y esa esperanza de la que las religiones se han apropiado pueden salvarnos.

lunes, 20 de marzo de 2006

Una hermosa canción: TXORIA TXORI


Dave McKean


Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite

Si le hubiera cortado las alas,
habría sido mío,
no se habría marchado.

Pero así
no sería nunca más un pájaro
y yo...
al pájaro era al que amaba.

jueves, 9 de marzo de 2006

Depósito vacío

Cuando le conocí éramos aún adolescentes, y ya era el típico tipo que suele gustar a las mujeres. No era muy guapo pero sí alto, atlético, con un rostro de rasgos marcados agradablemente masculino, boca grande y nariz generosa. Pero sobre todo, y ahí estaba la clave de su atractivo, sabía hablar y sabía resultar misterioso. Para un tío tímido como yo era admirable ver cómo conseguía siempre a la mujer que quería, como si conociera los secretos mecanismos femeninos a la perfección.

A la mayoría de chicas les volvía locas su actitud de tipo duro, de hombre de mundo que está de vuelta de todo y sus insinuaciones sobre un pasado oscuro (por lo que yo sabía inexistente) del que prefería no hablar. Eso las estimulaba, estimulaba el juego de la seducción para el que él tenía las cartas marcadas. Usaba su nada despreciable imaginación para engancharlas en sus redes, para mantenerlas interesadas y fascinadas sin que jamás llegaran a descubrir quién era realmente. Cuando se cansaba desaparecía para siempre sin dar explicaciones y ellas se quedaban preguntándose qué había ido mal, qué demonios había sucedido.

Cuando crecimos un poco y él siguió con los mismos trucos dejé de envidiarle por su éxito y comprendí que su actitud, que siempre me había parecido ya terriblemente impostada, debía esconder miles de miedos e inseguridades personales.

Era un perdedor profesional. Solía jactarse de sus propios fracasos, se regodeaba con ellos como un avaro que cuenta sus monedas de oro. Me hablab de montones de proyectos y de asuntos interesantes que se traía entre manos pero que nunca acababan de materializarse como él quería: sus canciones, su novela, su grupo de música, su película, su guión, sus viajes, su lienzo en blanco... Decía que él iba a ser famoso, iba a ser admirado, iba a ser una estrella. Aunque aún no supiera muy bien cómo. Quizá bromeaba, o se mentía a sí mismo o se creía sus propias mentiras. Daba la impresión de que trataba desesperadamente de no ser un tipo normal y corriente. Creo qe hasta lemolestaba reconocer que se ganaba la vida trabajando de dependiente en una tienda defotografía, de telefonista, vendiendo enciclopedias o cualquiera de los miles de empleos que había tenido. Él era especial, tenía que serlo, y la gente especial no tiene trabajos comunes.

La noche que me lo encontré, después de bastantes años sin vernos, me sorprendió su aspecto taciturno. Mi chica había perdido el tren y tardaría bastante en acudir a nuestra cita, así que le saludé, me senté a su lado en la barra, le invité a un copa y me dispuse a estrechar lazos y a ponerme al día y hablar de los viejos tiempos. Mi "¿Qué tal va eso?" obtuvo una mirada sombría y silencio por respuesta. Vestía su disfraz de perdedor, se veía a la legua, y aunque le conocía y sabía que raramente hablaba de sí mismo o de sus sentimientos, le dije que quizá le ayudaría explicarme sus penas.

- Es un poco largo... -objetó.
- Tengo tiempo -le invité con una sonrisa franca.

Me miró directamete a los ojos, hizo una mueca como de dolor y cuando empezó a hablar y a contarme su historia fue cuando me di cuenta de que estaba completamente borracho.

- Conocí a una chica muy atractiva. Era realmente preciosa: con un cuerpo perfecto, una piel blanca de seda, una cara de muñeca y una boca hecha para el placer. Salimos un paro tres veces y se notaba que estaba loca por mí... -dio un trago a su bebida y tomó aire sin dejar de mirar al vacío con ojos de pez muerto- Se parecía a... ¿sabes esa actriz francesa...? No importa. La fui a buscar un find e semana por sorpresa y le dije "Nena, haz la maleta". Estaba emocionada como una escolar en día de excursión. No sé dónde creía que iba a llevarla, yo sólo tenía reservado un apartamento con piscina, sólo eso, sólo mi Leaving Las Vegas particular. Pero ya sabes cómos e ponen las mujeres con las sorpresas...

Bebió otro trago y vi cómo sonreía irónicamente, quizá por un chiste personal que yo no podía pillar. O más bien sólo su típica imitación de Humphrey Bogart. Le conocía cuando aún estaba perfeccionando ese gesto. Esperé y continuó con la misma voz monótona, como carente de toda emoción.

Llevávamos unas dos horas viajando y yo estaba feliz por el simple hecho de conducir por paisajes desérticos con la música a todo volumen. Miré la señal de nivel de combustible y supe que algo iba mal porque nos e había movido ni un milímetro desde que salimos. Golpeé el salpicadero y, de repente, la aguja saltó a cero. La luz de aviso debía estar fundida también. Maldije furiosamente. La chica me miró sin entender. No me podía creer mi mala suerte. Y las estaciones de servicio nunca están cuando las necesitas, ¿verdad? ¡Qué estúpido por no haber comprobado el depósito antes de salir! Nos quedamos tirados en la cuneta en una carretera en medio de la nada por la que apenas pasaban cinco coches al día...

Hizo una larga pausa, como buscando las palabras adecuadas para continuar, frunciendo el ceño de manera que su rostro, habitualmente de aspecto juvenil, se llenaba de arrugas. Intuí que por fin iba entender por qué me estaba explicando todo aquello.

- Me enfurecí, estaba fuera de mí. Salí y le di patadas a los neumáticos -siguió sin mirarme, prestando extrema atención a los hielos de su vaso, y yo me imaginé su Kowalski de Un tranvía llamado deseo, su James Dean sin causa-. Estaba oscureciendo. Ella estaba como asustada, sin atreverse a decir nada, con ojos de hámster. De repente, sin razón, la odié profundamente, tuve ganas de matarla, deseé que no estuviera allí sentada en el asiento de acompañante, con su ligero vestido floreado de putita, sus sandalias de tacón, sus labios pintados de rojo... La odié con todo mi ser pero me odié aún más a mí mismo. Tenía que irme de allí. Cogí una linterna y un bidón vacío del maletero, le di las aves y le dije casi sin mirarla que volvería con gasolina. Seguro que no le gustaba la idea de quedarse allí sola pero tampoco debía estar dispuesta a acompañarme porque no protestó. Mejor. Sentía una náusea que me enfermaba, que memareaba, que me perlaba la espalda de sudor frío en la cálida noche. No me sentí un poco mejor hasta que no me alejé.

Se acabó la bebida y el silencio se prolongó demasiado.

- ¿La encontraste? -me miró como si acabara de despertar de un sueño, sin entender mi pregunta-. ¿Encontraste la gasolina?

- No... De hecho no volví a buscar el coche hasta pasados tres días. Caminé toda la noche sin rumbo, sonámbulo, pensando, pero la gasolina, el coche o la chica ya no importaban para mí. A mí me recogió un camionero al amanecer. Ella me llamó preocupada. Yo ya la había borrado de mi cabeza, me asqueaba. Me dijo que la encontró una patrulla de policía durmiendo en el coche y la llevaron a casa, que llamó a todos los hospitales dando mi descripción, que era un cabrón por no avisarla de que estaba bien... Se enfadó mucho, me dejó las llaves del coche en el buzón. No la culpo. No quería volver a verla más.

Lo miré tratando comprender. Cuando habló de nuevo su voz temblaba levemente, parecía un niño perdido a punto de echarse a llorar.

- Sabes que siempre he querido ser libre, que odio que algo y, sobre todo alguien, me impida hacer en todo momento lo que quiero. Sabes que odio el compromiso, las ataduras emocionales. Las relaciones no son para mí, nunca lo han sido... -Asentí y se levantó tambaleándose, agarrándose al taburete.- Tengo que irme, estoy borracho. Gracias por la copa. Y por escuchar, eres un amigo. Hasta la vista.

Asentí de nuevo y acabé el último trago alzando el vaso a su salud. Cuando ya se marchaba pareció recordar algo, se giró y preguntó:

- ¿Cómo se llama tu...?
- ¿Mary?
- Eso, tu Mary... Cuídala. Te envidio. ¿Qué se siente? ¿Cómo es? ¿Es tan maravilloso como parece?
- Es aún mejor, deberías probarlo.

Le sonreí con cariño y él me miró con ojos tristes de perro abandonado. No supe qué más podía decirle. Se alejó, el llanero solitario cabalgando hacia el sol poniente.

martes, 7 de marzo de 2006

Una adorable criatura


Alfred Eisenstaedt: Marilyn resting

Marilyn: Recuerdas que te dije que si alguien te preguntaba cómo era verdaderamente Marilyn Monroe..., bueno, ¿qué le contestarías? (Su tono era inoportuno, burlón, pero también grave: quería una respuesta sincera). Apuesto a que dirías que soy una estúpida. Una sentimental.

(La luz se iba. Marilyn parecía esfumarse con ella, mezclarse con el cielo y las nubes disolverse a lo lejos. Quería elevar mi voz sobre los chillidos de las gaviotas y llamarla para que volviese: ¡Marilyn! ¿Por qué todo tuvo que acabar así, Marilyn? ¿Por qué la vida tiene que ser tan terrible?).

TC: Diría...

Marilyn: No te oigo.

TC: Diría que eres una adorable criatura.

RETRATOS
Truman Capote

miércoles, 1 de marzo de 2006

Dotze mesos

Gràcies, Roger.

Gràcies per aquest any meravellós. Ets el millor que m'ha passat i el millor que em podia passar. T' estimo tant...

Gràcies per tenir el coratge de fer, com tu dius, el passarell, per venir-me a buscar i ser tan valent. Mai vaig pensar que erets un psicòpata. És la cosa més romàntica que mai han fet per mi...

Gràcies per la paciència al principi. Gràcies per saber estar cada cop que et necessitava. Gràcies per entendre les meves pors i per dir sempre les paraules adequades.

Gràcies per ser com ets, per fer-me riure, pels silencis íntims i les mirades que diuen més que les paraules, per la teva magnífica manera elegant, raonable i senzilla d'acceptar les coses i trobar solucions. Gràcies per enamorar-me quasi sense que m'adonès, suaument com cau i es posa la neu silenciosa.

Gràcies per cada petita cosa especial que constantment fas per mi. Gràcies per les atencions i per com em cuides. Gràcies perquè la màgia no sempre està en les sorpreses sino en el dia a dia. Gràcies per aquesta dolça quotidianitat que mai havia sentit.

En definitiva, gràcies per aquests dotze mesos.

En vull molts més.