Guns n' Axl Rose
Esta mañana he tenido un encuentro curioso. Iba medio atontada al bajar del autobús, arrastrando mi maleta hacia Plaza Universidad, me he parado en el semáforo y el chico que se ha colocado a mi lado (moreno, cabello tirando a largo, gafas de sol) me mira y me pregunta: "¿eres riffer?" Ante mi cara de desconcierto y mi sonrisa sorprendida me señala la chapa de Riff que llevo en la bolsa. Contesto que sí y su siguiente pregunta es evidente: "¿quién
eres?" Soy Nuala. Él era Edko Fuzz. Nos damos la mano (aunque mi instinto era darle dos besos). Él va a la facultad y yo a trabajar. Le doy envidia, le digo que la maleta es porque me voy a ver a los Guns, se lamenta por no poder ir y nos desea que lo pasemos bien. ¡Así lo haremos!
¡Me voy a Madriiiiiid!
He movido los hilos y todo ha salido según el plan: tengo dos días de vacaciones, tenemos las entradas para ver a Guns n' Roses, tenemos una amigo estupendo en Madrid que nos aloja en su casa (¡gracias mil, Chechu!), tenemos los billetes de autobús... Lo peor va a ser pasarnos más de siete horas metidos en un autocar, que escogimos porque era el medio de viajar más económico. Tengo el iPod cargado de música, tengo el libro que ayer me regaló Roger, tengo que... ¡No sé cómo voy a soportarlo...! Quizá un chute de Biodramina o una droga más potente. Ya pensaremos en algo.
No fui fan adolescente de los Guns n' Roses. De hecho la voz de Axl siempre me tiró un poco para atrás y jamás fui más allá de los mega hits del grupo o del típico video-clip que repetían una y otra vez en la tele que, para qué negarlo, molaba muchísimo. Se podría decir (y con esto me arriesgo a que hordas de fans enfervorizados se arrojen sobre mí y sólo dejen un pellejo humeante) que les he descubierto recientemente gracias a Roger. Un disco como el Appetite for Destruction, dijo, no podía dejarme indiferente. "Escúchalo y si no te gusta... no me lo digas". Bueno, vi que podía ser el final de nuestra relación. Pero con un discazo así el peligro era mínimo. Y me enganché terriblemente a él. Y seguí escuchando y me siguió gustando lo que oía. Así que cuando después de muchos años (¡trece de la última actuación en España!) aparece la posibilidad de escuchar esas canciones en directo y de asistir al gran espectáculo de la banda de rock con los temas de los que fueron dioses en los ochenta no quiero perdérmela y estoy emocionada por la experiencia. Rolling Stones iban a ser mi primer gran concierto. Ahora lo serán Guns n' Roses.
No me engaño. Sé que no estarán Slash, ni Adler ni Matt Sorum (¿o sí?), ni Duff, ni Izzy... Habrá guitarras y bajo y batería... y Axl. Estará Axl y tocarán los temas que hicieron mítico al grupo. Y podremos corearlos. Y adelantarán algunos temas del nuevo disco que parece que ya empieza a ser menos irreal de lo que parecía. No me engaño: con eso me basta. Pienso disfrutarlo muchísimo. Se huele la ilusión de los miles de fans.
P.S. Me marcho el viernes a primera hora de la tarde y hasta el lunes no estaré de nuevo en Barcelona de modo que este blog quedará desamparado mientras tanto. Espero leer muchos comentarios cuando vuelva para contarlo.
3 comentarios:
Precisamente ayer estuve escuchando el Apettite a todo volumen en casa :P
Yo tampoco era fan de los Guns... pero ese disco es estupendo.
Trece años hace ya?? Yo recuerdo que quería ir sólo porque los teloneros eran Faith No More y Soundgarden!!!!
ainsss
Pasadlo bien ;)
No hace falta que diga LA ENVIDIA que me dais, no????????
Un beso!
te odio, querida...
GRAN envidia... me da igual lo de las dos horas, y tal
siempre me quedará bilbao... o no
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