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miércoles, 31 de mayo de 2006

Fear of falling

En días lluviosos como hoy me gustaría tener un impermeable rojo para pasearme pisando charcos y atraer la mirada de los viandantes en medio de tanto gris cemento, gris ocho de la mañana, gris laborable, gris transportes públicos llenos, gris mañana será otro día igual que este y el que le precedió...

En lugar de eso pongo mi cara gris y visto mi camiseta negra de Led Zeppelin (H&M rockea) y me resigno otro día más. En los auriculares hoy no suena Neurotic Outsiders, que escucho desde que volví de Madrid con insistencia obsesiva, sinó de nuevo Pearl Jam. Oh, yeah... So this life is sacrifice... Oh, yeah... Jumping trains just to survive... Y asiento con la cabeza. Más razón que un santo. Y aún así no me puedo quejar. Demos las gracias, Señor, por estos bienes que nos has dado...

Leo Un lugar maravilloso de Melissa Bank, de la que ya leí Manual de caza y pesca para chicas (atraída por su título, para qué lo vamos a negar). No será alta literatura pero tiene ingenio, es divertida y justo lo que necesito. Un personaje de la novela le dice a la protagonista: "Lo que un hombre hace es más importante que lo que dice". Y yo asiento gravemente con la cabeza. Eso es precisamente lo que yo pienso. Esta novela me hace asentir a menudo. Podría haberla escrito yo si tuviera la constancia, la chispa, la inteligencia y la dedicación necesarias. Ahora mi foto en blanco y negro estaría en la solapa del libro y sólo estaría lamentándome porque la luz no me favorece. ¡Hazlo, joder! ¿Puedo hacerlo?

Últimamente me asalta el miedo. Como Sophie, la protagonista, tengo casi 30 años y sigo una brújula loca pensando qué quiero ser (o qué puedo ser) cuando sea mayor. No tengo piso, ni trabajo decente, ni oficio, ni nada que se parezca remotamente a una vocación a la que pueda aferrarme desesperada y firmemente. No sé en qué soy buena ni qué hacer para descubrirlo. Y no soy lo suficientemente buena en lo que me gusta hacer. Soy algo así como una desempleada vocacional con una vida interior muy intensa, eso sí. O una trabajadora temporal eterna con hobbies interesantes. Lo cual no es muy alentador, precisamente. A menos que pienses que, como no eres nada, aún estás a tiempo de ser cualquier cosa. Hacer una locura parece menos arriesgado. Faltaría sólo (¡sólo!) decidir en qué dirección será el salto al vacío. Mirado así resulta hasta excitante. Aunque no lo es. Siempre está el miedo a caer...

Y luego se me ocurre que eso de la vocación es algo muy sobrevalorado y que no debería preocuparme tanto mientras encuentre un medio de ganar dinero y sobrevivir. Y otro medio de soportarlo y no amargarme la vida por ello. Ya son dos medios y si rebusco en mis bolsillos no tengo ni para uno, creo.

No me han contestado del curriculum que envié para trabajar en la biblioteca del MACBA aunque tengo un contacto e intenté sonar como si fuera la persona perfecta para cubrir el puesto. Sería un buen primer medio, para empezar. Mucho mejor que el de ahora, que a duras penas cubre mis poquísimos vicios de asceta con calcetines agujereados. Quizá incluso diera para alvergar la esperanza de ser capaz de pagar medio alquiler de un piso minúsculo en el que vivir frugalmente y dormir siendo abrazada todas las noches.

Soñemos, que es gratis. Es importante, mientras espero a que crezcan mis alas, mantener la calma y la esperanza.

P.D. Si buscábais aquí una crónica del concierto de Guns n' Roses siento defraudaros, ya la hice en un foro de música. Madrid me ha gustado muchísimo más que la primera vez que estuve allí. Tienen una ciudad estupenda con un agua estupenda, pero sobre todo una gente estupenda y montones de cosas por las que tendré que volver.

5 comentarios:

kar dijo...

Lo del trabajo y el piso no tiene nada que ver. Yo tengo un trabajo y un piso desde hace ya casi dos años, y todavía me planteo que quisiera ser yo el de la foto en blanco y negro sobre el lomo del libro, o cualquier otra cosa. Lo de los 30 no lo sé, todavía me falta unos años.

Anónimo dijo...

Hola... Te llevo leyendo unas semanas (encontré tu dirección en el Riff, y me enganchó lo de Bradbury), y me da palo estar de voyeur, no sé si ahora soy más intruso aún pues no suelo escribir en blogs!

El caso: me siento muy identificado con lo que dices del vacío, particularmente dentro de menos de un mes me examino de unas oposiciones; de esas 4 horas y media depende gran parte de nuestro futuro (mío y de mi chica). Normalmente va bien, pero en momentos como éste siento un vértigo tremendo. El trabajo que me dará tampoco me entusiasma, pero precisamente el único consejo que puedo darte es ese. Desde pequeños nos han inoculado la idea de "servir para algo" (hay un poema precioso de Goytisolo sobre eso), lo de la vocación y tal. Tras muchos años de reflexión he conseguido disociar mi vida de la ocupación que pueda desempeñar: lo que importa es lo que tú estás construyendo en tu interior, con tus libros, tu música, tus pasiones. El resto es un medio para que el edificio no se derrumbe, o para que llegue más alto. Al menos así lo veo yo. Un saludo!

Anónimo dijo...

Estupenda reflexión, killingjoke.

Realmente es muy importante lo que construyes en tu interior. Eso es lo que marca la diferencia.

Yo acepto que sólo necesito un trabajo que no me castigue la espalda y que, aunque no me aporte demasiado, sea aburrido y monótono, sí me permita cierta estabilidad y liquidez para vivir y disfrutar de mi tiempo libre. Ese es el objetivo: trabajar, qué remedio, para hacer otras cosas que te llenan.

Se acabaron las metas inalcanzables de los 15 años. Ya no quiero jugar a éso. Ahora sólo quiero disfrutar de mi vida. Acepto, no sin resignación, que el trabajo me robe una parte de mi tiempo... ¡pero sólo es una parte!

Me quedo con la súper optimista frase de Nuala: "como no eres nada, aún estás a tiempo de ser cualquier cosa". ¡Claro que sí!

Nuala dijo...

Gracias por los ánimos, tendré que adoptar una actitud optimista.

Killingjoke, tu reflexión va en el sentido de lo que quería expresar. Una amiga que estudió Humanidades cada vez que le preguntaban que para qué servía eso respondía: para ser un mendigo culto. Y con Filosofía otro tanto.

Igualmente mi problema es que aún no sé si puedo eliminar la ilusión y dejar de esperar un milagro y resignarme a vender mi cuerpo como esclava laboral mientras mi mente vuela más alto...

Anónimo dijo...

Salto al vacio. Nadie lo hace a no ser que seas un desequilibradomental. Valentía se confunde con descerebramiento y cobardía con sentido común. Que queremos un colchón debajo para poder lanzarnos? Nos pasa a todos.

Para mí lo importante no es ya lo que crece en mi interior (moho?) sino la imperiosa y egocéntrica necesidad de mostrárselo al mundo. Y lo que es peor, que además le guste al mundo. Porque os gustará, hijos de puta!

Hoy he estado en la sala de espera de la maternidad de cruces. No preguntéis por qué. Sé que por mucho que me acerque a los 30 mi vida tiuene que estar alejada de ese lugar de carnes flácidas y batas blancas. Al menos por el momento.

La pregunta de puedo hacerlo tiene una respuesta sencillísima. Sí. Un poco de paciencia y de constancia.