Ses Illes
Fin de semana balear. Corto, demasiado corto. Ha acabado justo cuando lo estaba disfrutando más. Una gozada.
Un sol endemoniado que por fin empieza a tostar mi piel y a convertirme en la chica de chocolate que era cuando de pequeña me pasaba el día en la playa. Me encanta estar morenita, me encuentro hasta guapa, cosa que no sucede a menudo.
Un baño tardío en la playa del Port de Pollença absolutamente irrepetible, de esos en los que fuera ya se pone el sol y hace frío y te gustaría permanecer para siempre en el agua. En una playa con algas, con mariposas y libélulas y con peces, de las que sorprenden a los urbanitas trsitemente acostumbrados a playas con colillas y bolsas de plástico.
Una boda sencilla y alegre en Manacor con toda mi ruidosa y follonera familia y los canapés más deliciosos que he probado nunca, eso sin hablar del solomillo Wellington. Mis primos siguen siendo tan majos como cuando éramos pequeños, cuando no nos separábamos nunca y jugábamos a Yaki y Nuca. Y ahora uno de ellos está casado, parece mentira...
Domigo en Palma con agotador paseo por la ciudad, encuentro fortuito con una procesión y relajante cena con velitas y Ron Amazona delante del mar como momento relajado y coronación del fin de semana.
Volveremos, seguro...
2 comentarios:
Suena tan bien...
¿qué es el solomillo Wellington?
Lo del baño en la playa a última hora me ha recordado a los baños con mi hermano en Calpe, lugar al que fuimos varios años de pequeños. El mar parecía todo tuyo, y la sensación de tener todo el tiempo del mundo por delante, también.
Preciosa foto.
El solomillo Wellington es un delicioso trozo de carne que se sirve dentro de un tierno hojaldre acompañado de una salsa fantástica (coñac, mantequilla, foie y no sé qué más) con champiñones y cebolla pochada. Seguro que es pecado mortal.
Mi primer baño en la playa de este año ha sido lo mejor. Incluso mejor que los canapés de salmón que nos sirvieron.
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